hybrid ; renmin ✓

七

Esa noche Jaemin no pudo dormir bien.

El pequeño híbrido se abrazaba a su pecho a la par que dejaba salir pequeños ronroneos y ronquidos que de alguna u otra manera lograban tranquilizar al pelinegro en medio de su estado paranoico. Renjun seguía a su lado aún a pesar de la llamada que solo logró que su poca estabilidad se fuera al caño.
En un inicio no quiso saber del humano con genética extraña, pero en ese mismo instante que lo tenía, lo que menos quería era perderlo.

Se había encariñado con alguien algo que no le pertenecía.
No quería perder a Renjun y le dolía pensar en que todo lo que se le puede ser quitado de sus brazos en cualquier instante. Por un momento agradeció tener el perfil bajo en tanto a su vida personal. Solo él, Jeno, Yangyang y RJ07 sabían dónde quedaba su residencia.

¡Demonios! Yangyang lo sabía.
Yangyang le tenía desagrado al híbrido por la tonta confusión que tuvo acerca de RJ07 y Jeno estando juntos a sus espaldas.

Ahora sabía que hacer. Sabía cómo callar a Yangyang y sacarle información.

Estaba casi seguro de quién había sido el soplón que había logrado arruinar su pedacito de felicidad.

Se levantó de la cama, pero se arrepintió al ver cómo el híbrido sollozaba entre sueños al sentir el espacio vacío a su lado.

— N-Nana — su voz suavecita salía con tintes de temor y preocupación por estar solo sobre la cama de gran tamaño. El mencionado solamente se acercó y abrazó al castañito, sintiendo su corazón saltar cuando Renjun se acurrucó en sus brazos, no sin antes haber dejado un inocente beso sobre sus labios.

Jaemin se había quedado perplejo. Se sintió como un niño puberto y estúpido que recién había recibido su primer beso gracias al juego de verdad o reto.
Pero sabía que él ya no era puberto y puede que aún era estúpido en su cabeza, pero las personas lo respetaban y lo veían como una persona importante; entonces su estupidez no era tan obvia.

Fue cuestión de segundos para que Jaemin presionara una vez más sus labios a los del híbrido. Jaemin pudo sentir la emoción inundar su cuerpo y pensamientos, algo que lo entusiasmaba mucho era poder mover sus labios con completa libertad, liderando el beso por la falta de experiencia del pequeño híbrido. Renjun trepó en su regazo justo cuando estaba a punto de separarse de sus labios, logrando que las hormonas de Jaemin tomaran parte del protagonismo.

Jaemin no era virgen, pero era más que obvio que se siente como un puberto con las hormonas alteradas en extremo cuando de Renjun se trata. Había pasado tiempo desde la última vez que tuvo sexo, y en ese momento no podía evitar enloquecer al observar y sentir como Renjun se movía sobre su regazo dando pequeños saltitos logrando despertar un problemita ahí abajo.

En un pasado se habría aventurado a ir más adelante, pero era consciente de que estaría tomando ventaja de un chico gato/zorro que es víctima de sus impulsos y reflejos.
Jaemin optó por colocar sus manos en el rostro pálido y suave del híbrido, brindándole delicadas caricias para apaciguar ese fuego interno que RJ07 estaba provocando.

— Vamos a dormir, mañana iremos de viaje— sonrió el azabache tras depositar un casto beso en la frente llena de cabellos cafés totalmente despeinados del contrario.

RJ07 se veía jodidamente perfecto aún cuando tenía un nido de pájaros en su cabecita llena de ideas.

Era temprano y RJ07 observaba a Jaemin ir de un lado a otro dejando ropa perfectamente doblada sobre una valija plateada con recubrimiento de metal duro. El azabache realizaba un par de llamadas con un algunas de chicas -RJ07 pudo deducirlo por su suave tono de voz que era usado exclusivamente para féminas y él-, y para su sorpresa, su corazón se agitó, su pecho dolió y tuvo esa sensación de asco.

RJ07 había terminado vomitando sobre la alfombra color perla que Jaemin había comprado en uno de sus viajes a Roma.
El único reflejo por parte del castañito fue encogerse en su sitio y esperar el golpe por parte de su amo por haber sido tan repugnante y desobediente.

Jaemin inició a acercarse con pasos lentos evitando la mancha maloliente que había quedado, finalmente tomó en brazos al castañito y lo dejó sobre el lavamanos de su baño.

— Abre los ojitos, no voy a golpearte— dejó un beso sobre la frente del híbrido haciendo que abriera sus ojos y poco después hiciera una mueca—. Ahora vamos a bañarte y lavarte la boquita, ¿sí?