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Advertencia: Este capítulo contiene leve contenido sexual.

La música estaba soñando tan fuerte, que pensó que estaría sorda a la mañana siguiente, se arrepentía de haber venido, las bebidas ni siquiera eran la gran cosa, pero era la fiesta de su jefa y si quería conseguir un aumento el próximo mes, debía ir por compromiso para caerle bien.

Veía como los demás se conformaban con el alcohol y se ponían hasta el demonio, Reiner, Jean y Eren eran los que más se veían completamente ebrios. Entre esos pudo distinguir a uno que se veía completamente sobrio pero estaba totalmente serio, su compañero Armin Arlert.

Siempre le había parecido extremadamente guapo, desde que lo conoció cuando llegó a la compañía, pero muy pocas veces lo veía alegre, siempre estaba ahí, con una cara casi inexpresiva, ella siempre aprovechaba las ocasiones para verlo.

Volvió a darle toda su atención a su teléfono, le envío un mensaje a su mejor amiga Mikasa para que fuera por ella en cuanto pudiera, el ambiente no le estaba agradando, se asustó cuando sintió que alguien le tocaba el hombro.

—Hola, Annie.

¡¿Qué demonios?! ¿Cómo cruzó tan rápido?

Armin.

—La fiesta es aburrida ¿No lo crees?—bebió de su whiskey, Annie pensó que él no estaba tomando.

—Creo que somos los únicos que pensamos así, los demás están hasta el tope de alcohol. ¿Tú has estado bebiendo?—pregunto disimuladamente para terminar con su duda.

—Es la primera y la única, solo lo hago para...

—¿Conseguir caer bien? Créeme que te entiendo, estoy aquí por lo mismo.—Annie cruzó sus brazos seguido de sus piernas.

—Sí, realmente no soy muy expresivo en el trabajo, creía que venir sería una buena oportunidad, pero me arrepiento de haber venido, Eren me abandonó, pensé que podría hablar contigo, por lo poco que te conozco puedo catalogarte como una chica amable.—sonrió Armin.

Demonios, en verdad es guapo.

¿Ah, sí? ¿Por qué crees eso?—cuestiono Annie.

—Porque ayudas a los demás, incluyéndome, siempre te pido ayuda con algunos documentos y nunca estas dispuesta decir que no.

—No siempre, eres de las excepciones.—Annie bebió de la copa que le habían traído hace poco.

—Me alegra serlo.

Annie juraba que lo vio sonreír pícaramente, pero pensó que era efecto del alcohol barato que estaban sirviendo y lo dejó pasar, ambos siguieron platicando.

—Ese vestido te queda bien.

—Tú también si que sabes lucir los trajes. Te ves demasiado guapo, el negro es tu color.

Annie y Armin dejaron de resignarse a beber unos cuantos tragos, aunque ninguno estaba lo suficientemente borracho, pero no lo mencionaron, así les sería más fácil justificar su descarado coqueteo mutuo.

Seguramente, se arrepentiría de lo que estaba haciendo al día siguiente, pero se dejo llevar, igual, pensó que no todos los días tenía la oportunidad de hablar con su guapo colega.

—Tú eres la linda aquí.—sus mejillas ya estaban rojas.

—¿Y quién dice que tú no eres atractivo?—Annie se acercó lo suficiente, que, ya podían cruzar respiraciones.

—¿T-te parezco atractivo?

—Oh, definitivamente, siempre eres muy serio, eso le agrega un toque extra, también hace que quiera verte siempre.

Armin terminó por romper esa pequeña distancia y comenzó a besarla, Annie le correspondió, empezando así un baile sensual con sus lenguas, peleaban por ver quién tenía el control, batalla que Annie terminó ganando.

Ambos querían más privacidad, escapándose así a un rincón alejado, no fue difícil de encontrar, ya que todos estaban embriagándose en la pista o fumando en la azotea.

Armin comenzó a besar el cuello descubierto de la chica, dejando una que otra marca, Annie lo tomó del cabello para acercarlo más, ambos soltaban uno que otro gemido ahogado, pero trataban de ser silenciosos, no querían ser descubiertos.

—La frase...que dice "Los tímidos siempre son los mejores" es muy...cierta.—Annie estaba perdiendo el aliento y su mente estaba consumida por el placer.

El rubio la acercó más a él tomándola de la cintura y comenzó a darle pequeñas mordidas desde las clavículas, subiendo por el cuello hasta capturar el labio inferior de Annie.

—No soy muy serio, es que, no me siento muy cómodo en ambientes de ese estilo.

—Me alegra saber que soy tu excepción, porque en este momento te ves muy cómodo comiéndome el cuello ¿No es así?—Annie rio.

Las manos de la chica estaban ocupadas con el pecho bien trabajando de Armin, mientras que él acariciaba los muslos de Annie por debajo del vestido, cosa que la volvía loca.

Annie estaba disfrutando tanto, que se había olvidado completamente que Mikasa iba a venir por ella, lastimosamente, su teléfono se lo hizo recordar. Annie mostró una expresión de desagrado para finalmente contestar.

Annie, lo lamento, se me hizo tarde terminando mi plano, pero ya estoy afuera.

No te preocupes, no la pase mal.—volteo a mirar a Armin, quien se sonrojó inmediatamente.

¿Estas lista para irte?

Sí, solo dame unos minutos, te veo pronto.

Annie colgó y le acomodó el saco a Armin, quien se veía apenado, cosa que le dio demasiada ternura.

—Annie ¿Quieres ir a una cita algún día?—pregunto mirando al suelo.

—Me encantaría, puedes pedirle mi número a Sasha, ella te lo dará, escríbeme para confirmar el lugar y la hora.

Annie se dio la vuelta para marcharse.

—La pase bien, gracias a ti no me arrepentí de venir hoy.

—Lo mismo digo.—Annie se despidió con una sonrisa para finalmente salir del lugar.

Annie durmió muy contenta esa noche.

One-Shots: Aruannie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora