One-Shots: Aruannie

05.

Las demás personas solo conocían a una fría Annie Leonhardt, pero Armin tenía una dicha diferente, se podría decir que él era el único que tenía la oportunidad de tener la parte más dulce de ella.

Le sorprendía la diferencia de cómo lo trataba a él y como trataba a los demás. Inclusive después de un tiempo de relación, le era extraño, más sin embargo, lo amaba. Él era dueño del lado más tranquilo de Annie, uno en donde ella le abrazaba fuerte por las noches, uno en donde se acurrucaba en su pecho hasta quedarse dormida o uno donde ella le hablaba con palabras melosas.

Annie no era una persona que mostrara sus sentimientos, ella no era así con todos, solo con él, porque sabía que él no se iría jamás. Después de perder tanto, Annie solo estaba segura de que Armin era lo único que ya no podía perder.

—¿De que trata el libro? ¿Es bueno?—Annie estaba posada en el pecho de Armin mientras él leía el libro que Annie le había regalado hace poco.

—Si te soy sincero, no le estoy dando mi total atención.

—¿Por qué? ¿No te gustó? Podría intentar conseguir otro.—Annie hablo preocupada.

Armin cerró el libro con cuidado y lo dejó en la mesita de noche, abrazo a Annie, lo que la tomo por sorpresa, aunque esto ya era un hábito común, para ellos siempre era la primera vez.

—No es nada de eso, solo no le estoy dando toda mi atención porque estas al lado mío.—Armin sonrío.

—No volveré a ponerme al lado tuyo mientras lees, no permitiré que dejes de poner atención a los libros que te compro.

—No me importa si dejo de leer libros, me gusta más estar así contigo.

Armin rodó sin soltar a Annie para que ella quedara encima suyo y pudieran verse, Annie comenzó a acomodar los mechones de cabellos que caían sobre su cara.

—Uh, te está creciendo en cabello de nuevo. Aprovechemos y probemos un nuevo estilo, ¿Si?

—Lo que sea por ti.—Armin no podía negarse viendo como ella preguntaba tiernamente.

Si años atrás le hubieran dicho que estaría de esta forma con Annie, él no se la hubiera creído y hasta ese momento, él no se podía creer que Annie compartiera esa faceta, solo con él.