Versace On The Floor 💎《KTH 》💎

"El beneficio de la duda"

Ahora que él había relajado sus facciones y sonreía amenamente, ella se había percatado de que era mucho más joven de lo que pensó y más atractivo aún de lo que pudo notar antes.

¿Sería un modelo? De seguro que sí, era demasiado apuesto como para no serlo.

Probablemente era un modelo preparado y culto como Jimin, porque estaba claro que tenía abundantes conocimientos sobre el tema.

—¿Has venido sola?—preguntó una vez terminado el desfile, ahora solo quedaba el discurso final del diseñador...al cual ya le diría sus fallas más tarde.

—Eh...sí, me encontré con un amigo pero no creo que volvamos a vernos por hoy.—contestó ella jugueteando con su ondulado cabello de forma distraída.

—¿Entonces no le incomodaría si pasara el resto de la velada junto a usted?—volvió a intervenir deleitándose con los delicados y sensuales movimientos la chica.

Si bien antes le había parecido hermosa, ahora que sabía de sus cualidades le resultaba mucho más atractiva. Y él no iba a desaprovechar una oportunidad así.

Mucho le había costado encontrar entre tanta belleza un poco de raciocinio. Porque sí, Taehyung vivía rodeado de hermosas modelos, todo hombre lo envidiaría, podía estar con la chica que deseara porque mujeres bellas no le faltaban...

Pero llego el día en que ya la superficialidad no lo llenaba, ya no se sentía bien con solo andar de cama en cama y la decepción, cuando intentaba entablar conversación con aquellas mujeres, era tanta que simplemente comenzó a hacerle rechazo a sus antiguas costumbres.

¡Cuánto le repugnaba ver a una mujer hermosa y que cuando abriera sus labios solo fuera para que de estos brotaran puras obscenidades y barbaridades sin motivo alguno!

Creyó entonces que quizás nunca encontraría a nadie que rompiera con esos estándares. Porque para él toda mujer hermosa tenía de belleza lo mismo que de ignorancia...y eso ya era demasiado.

Pero entonces observaba a aquella morena frente a él, preciosa y exótica, con una cultura exquisita.
Porque sí, había pasado la mitad de la noche embobado escuchándola hablar de sus conocimientos y gustos de moda, que por si fuera poco, eran muy parecidos a los suyos y eso le encantó en demasía.

Él nunca reía, no porque fuese un amargado, simplemente tenía tantas cargas y responsabilidades que ni un tiempo para relajarse podía permitirse. Pero lo estaba haciendo ahora, hablando con aquella chica, olvidando por instantes sus preocupaciones, riendo y disfrutando la fiesta a la que en un principio ni siquiera quería asistir ¡Cuánto se hubiese arrepentido de no haberlo hecho!

Ella era magnifica, hermosa, sensual, inteligente y divertida. Con un carisma innato que lo enloquecía por completo, y entonces comenzó a percibir la necesidad de sentir su calor corporal más próximo, el roce de sus carnosos y rojos labios sobre los suyos...el exquisito aroma que ella emanaba.

Culpó al champagne, quizás también a las copas de vino que habían bebido antes, incluso al ambiente romántico que se respiraba en aquella celebración posterior al desfile, pero la iniciativa recorrió su cuerpo, él quería tenerla más cerca. Sabía que si no se decidía a actuar pronto, quizás perdería esa oportunidad y se arrepentiría por siempre.

—¿Quieres bailar?—le susurró a la chica que bebía tranquilamente de su copa, no estaba ebria, pero sí algo extasiada. Y aquella invitación no hizo más que acrecentar el cosquilleo en su vientre, que ya sentía desde un tiempo atrás por el simple hecho de tener a tan hermoso hombre cerca de ella.

Aceptó encantada la mano que él le ofrecía. Con delicadeza la guió hasta el centro del salón, en donde aquella pequeña orquesta de violines, pianos y clarinetes, embriagaba el ambiente con una seductora melodía.