Lunares de Sangre

CAPITULO IV- REVELACIONES

Cuando salimos de la casa y tope con el exterior noté como la noche se cernía sobre el pueblo como una manta pesada, oscureciendo las calles y sumiéndolas en un silencio inquietante. Derian y yo avanzábamos por el desierto, guiados por la misteriosa llamada que había recibido Zenda donde perdió comunicación, a pesar de que dijo que mi padre ya no contestaba la llamadas porque decía que el número no existía o estaba fuera de servicio yo seguí intentándolo sin mucho éxito; Derian no se molestó en detenerme a parar de mostrarse irónico en mi desesperación por querer lograr un llamada de éxito.

Haber dejado a mi hermana y a Erin atrás me dejaba más tranquila, no podía ponerlos en riesgo, jamás me lo perdonaría, aún no sabía muy bien lo que estaba en riesgo y no dejaría que ellos estuvieran involucrados.

- Que fue eso que hiciste con la boca para dormirlos?- pregunté mientras caminábamos por la banqueta manteniendo la guardia.
- La arena?
- Si
- Es nuestra arma princial, la podemos usar de muchas maneras, como un arma o un escudo.

Bajo su brazo descubierto y lo extendió hacia mí para que lo observara más de cerca, era como una piel conformada de arena

- Porque luce así?- pregunté
- Los cazadores como yo nacimos de la arena, parece algo poco creíble pero prácticamente todo mi ser está conformada de ella.
- Te puedes disintegrar?...me refiero a ya sabes, hacer tu cuerpo en arena
- Prácticamente sí pero es algo que aún no logro hacer por completo, muy pocos de mi clase lo logran- Derian movió su mirada drásticamente y asomó una sonrisa de suficiencia-por allá!!

Señalaba una moto estacionada por fuera de una tienda de conveniencia veinticuatro horas, corrió hacia ella y yo seguí sus pasos sin poder hacer más

- Súbete!- me ordenó
- No robaré una moto- me quejé
- No la robamos, es prestada
- No estamos muy lejos de mi casa
- Llegaremos al amanecer y tu hermana y tu novio estarán despiertos para entonces
- Erin no es mi novio!- me quejé
- Entonces arriba- volvió a ordenarme dándome un casco que más que a buena manera, a la mala acepté.

Me subí detrás de él y dio marcha al destino ya previsto, por suerte el dueño de la moto nunca salío de la tienda, antes de subirme seguía formado en la fila para pagar al cajero, nos habíamos ahorrado una noticia local que llegara a hablar de dos sospechosos que se habían robado una moto.

La idea de estar con un extraño me arrojó una culpa de que no debía de hacer eso, pero, que más podría saber sobre el, su nombre es Derian y fue la persona que me rescató del demonio, de alguna manera me sentía que estaba segura a su lado, no tendría la valentía de ir sola, y él estaba dispuesto a ayudarme, a descubrir mi verdad de quien soy realmente.

La dirección de mi casa es una zona residencial menos transitada que la de Erin, donde las casas, en su mayoría son de calidad más humilde y están apagadas a esta hora de la noche, mostrando así la razón de porque se alza en la penumbra toda la zona.

Finalmente, llegamos frente a mi casa, una vivienda común de dos plantas, y más reducida de lo normal, las luces de mi casa estaban acabadas y se encontraba en mucho silencio por el exterior, incluso lucía deshabitada y abandonada. Sentí un escalofrío recorrer mi casa al observarla de esa manera, mi valentía se había borrado un poco, que si papá no estaba en la casa?, y si lo encontraba, como le explicaría todo lo que estaba sucediendo?

El lugar tenía un aura de desolación que se mezclaba con la inquietud de la situación. Derian se detuvo frente a la entrada con expresión grave, vi como se desprendió arena de su cuerpo y ese polvo se introdujo por la parte baja de la puerta, esperamos menos de un minuto en lo que la misma arena que había soltado regreso a incorporarse a su cuerpo.

- Mi arena no detectó nada- dijo al fin volteando hacia mi.

Con el corazón latiendo rápido, asentí. Derian empujó la puerta principal, que se abrió con un chirrido ominoso; corrí hacia el interior sin perder el tiempo