¿Que pasaría si un día descubres que toda tu vida ha sido una mentira?
Cleo Hassen, una joven aparentemente normal, descubre que es un lunar de sangre, una raza sobrenatural con habilidades especiales. Al ser atacada por una entidad oscura que busca...
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Las calles de la primera avenida estaban desiertas, no encontré ningún alma en la ruta, no esperaba menos, éramos una población no mayor a cuatro mil habitantes y todos se resguardaban en sus casas después de cierta hora por el toque de queda después de las desapariciones recurrentes.
El frío eminente rasgaba mí piel y endurecía mi cuerpo, pero nada de eso me detuvo; la casa de Erin estaba no muy lejos de mi ubicación, vivía en la zona más cercana al centro, a comparación de la mía la de él era una casa bastante grande que se ubicaba en la residencia privada; al llegar a la entrada de la residencia de Erin, me apresuré a llamar a la puerta sin decoro, mi respiración era agitada, había corrido como nunca lo había hecho en mi vida.
-Erin! ¡Erin, ábreme!" - grité- soy yo...Cleo
Mis manos estaban temblorosas, mi piel estaba helada y no tenía a nadie a nadie con quien recurrir a esepcion de Erin; nadie abría a mi llamado, mire hacia todos los lados, la calle estaba sin movimiento, me colgué junto a al portón de garaje que era de rejilla y no vi ninguna camioneta estacionada dentro, su casa estaba a oscuras, debían de seguir en el velorio del amigo de su padre pensé.
Cuando solía venir a su casa después del colegio, siempre olvidaba sus llaves, sin embargo recordé que siempre tenían una llave extra; busqué por encima del marco de la puerta principal, busqué por debajo del tapete y busqué en las masetas de la entrada donde era una buena suposición encontrarlas, su madre simpre le dejaba la llave de emergencia, eso era lo que él me decía y surgió de mucha ayuda.
Tome el manojo de llaves y escogí una llave al azar para meter en la cerradura, no giró, intenté con otra llave y tampoco lo hizo, tenía que ser una de entre todas esas y así fue, cuando metí la llave la cerradura giró y desactivó el seguro de emergencia, entre a su casa y en efecto, estaba vacía, no planeaba espantar a sus padres viéndome sentada en su sofá llegando del velorio, menos siendo policías, así que me apresuré a subir a su dormitorio, no toqué nada que debíera tocar, subí directo y sin distracciones, sin dejar huellas de que alguna vez estuve ahí.
Cuando me encerré en su habitación me sentía más segura, controle mi respiración pero no mis pensamientos, que le diría a Erin cuando entrara a su cuarto?, le diría que fui atacada por una anciana que resultó ser un demonio?, que fui rescatada por un hombre con espada?; todo aquello sonaba ridiculo mientras lo digería dentro de mi cabeza.
Tomé el celular del bolsillo de mis pantalones y busqué el chat de Erin, me detuve un momento a pensar si sería una buena idea decirle que estaba aquí, jamás había entrado sin el, sabía que no era una ladrona, pero era bastante inusual que entrara a su casa sin avisar, pero de cualquier manera era mejor decirlo que ser encontrada por sus padres, así que textee...
Sigues en el velorio ?
Erin no tardo mucho en visualizar el mensaje y en responderme.