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Siguiente encuentro

Hakuji Soyama pasaba cerca de un arcade con algunos videojuegos interesantes, iba de camino a casa a descansar, probablemente ver la primera película que aparezca, comer algo delicioso y luego entrenar un poco.

Sonaba bien, como una buena rutina para el fin de semana pero un pequeño bastardo con un botón brillante llamó su atención, un pequeño bastardo color café, muy suave, con ojos de botón negros y un botón de plata falsa llamativo. 

—Bien, ese oso me dice que lo lleve a casa —sin pensarlo mucho se desvió de su camino y fue a la máquina sacando una moneda de su bolsillo. —Hola —saludo al chico en la entrada del arcade.

—Hm, ¿Qué hace un tipo como tu aquí? —cuestionó el dueño con intriga.

—Bueno yo —fue interrumpido.

—Sí, la verdad no quiero saber —detuvo el relato de Akaza mientras tomaba una escoba y se iba.

Hakuji siguió con su objetivo, metió la moneda en la máquina y empezó a jugar.

Y derrepente notó la presencia de alguien . . . ¿Era quien creía?
Ya había sentido su presencia antes y no olvidaría una presencia tan fuerte 

. . . 

Sí, era él.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó con simpleza y sin hacer contacto visual, su vista estaba en ese oso de felpa.

—Pasaba por curiosidad —le respondió con una sonrisa viendo al chico jugar.

Unos movimientos de palanca y apretar unos botones por cierto tiempo, un push, pam, swap, zach, o un pop y la garra tomó el peluche café de felpa con éxito hasta  llevarlo al final.

—Listo —sonrió mientras tomaba el peluche con rapidez y lo metió en su mochila a lo que el rubio agrando su sonrisa, esto no paso desapercibido por Akaza. —Tch, burlate lo que quieras, yo me largo.

El pelinegro frunció el ceño con enojo mientras se colocaba la mochila y empezaba a dar unos pasos; claramente fue detenido por Kyojuro, quien lo tomó del brazo con suavidad.

—No es burla, me parece un gesto tierno —aclaró con felicidad. —Oh, puedo conseguirte otro si quieres —busco con la mirada un peluche entre el montón y logró destacar una ballenita gris. —¿Qué tal esa ballena? —la apuntó muy feliz.

—Es linda —comento sin más.

—Puedo ganarla para ti —trato de convencerlo.

Vió al chico con algo de duda. —No creo que sea necesario, Kyōjurō.

—¿Recuerdas mi nombre?— cuestionó divertido pero a la vez feliz por ver por tercera vez al chico.—Vamos, será una jugada rápida y tendrás un peluche gratis. —siguió tratando de animarlo.

—Recuerdo bastante bien el nombre de las personas fuertes. Tu y el otro chico alto, Tengen. —aclaro mientras soltaba su mano de la contraria sin ser brusco y sin alejarse del rubio. —Aun sigo algo molesto por lo del callejón— le recordó con seriedad en su tono y el ceño fruncido en su rostro; después de eso vio la nombrada ballena.—No creo que esa ballena quepa en mi mochila.