Capítulo 1: Choque

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Capítulo 1

LARA

Apreciar el sol a primera hora de la mañana no se puede sentir mejor en el día de hoy. Me estiro en la cama y siento el hocico de Otto en la planta de mis pies, lo que me hace sonreír. Hoy es el inicio del último semestre de la universidad. Solo nos quedan meses para poder comenzar a cumplir nuestro sueño. Digo nuestro porque es el sueño que construimos mi mejor amiga Mía y yo, crear nuestra propia marca de ropa. Salgo de la cama tomo el celular poniendo música a todo volumen y abro la puerta de mi habitación para ir a despertar a Mía. Voy cantando y bailando por el pasillo con Otto jugando con mis pies. Abro la puerta de su habitación y la encuentro durmiendo boca abajo abrazando una almohada, corro a su ventana para correr las cortinas permitiendo que la habitación se llene de claridad lo que hace que se cubra la cara y proteste un poco. Eso hace que una sonrisa se instale en mi cara.

-Buenos días, es hora de despertar-le digo pero como era de esperar no me hace caso- Mía despierta- decido entrar primero al baño y comenzar a prepararme, cuando termino vuelvo a su habitación y por quinta vez repito la misma frase- Mía despierta- ella me mira y la apuro- Que llegamos tarde.- la oigo murmurar una queja- voy para mi habitación a vestirme, elijo unos pantalones negros ajustados un pullover básico blanco, tomo una chaqueta de cuero y unas vans. En todo este tiempo no escucho a Mía y ese silencio es que todavía sigue en la cama, me paro en su puerta y la miro- Pero aun en la cama??? Que llegamos tarde!- vociferé

La escucho entrar al baño, me dirijo a la habitación, me hago una coleta alta y me decido a ir por Otto para su paseo matutino, lo encuentro sentado frente a la puerta. Tomo su correa y lo alzo para ponérsela y entrar al ascensor. Antes de marcar el botón me cercioro de tener las llaves, el móvil y el dinero para el desayuno porque con semejante retraso que llevamos no nos va a dar tiempo de hacerlo nosotras.

Cuando salimos del edificio, bajo a Otto que enseguida empieza a olfatear todo. Vamos caminando hasta la panadería del final de la calle, me encuentro con Merie, la dueña, es una señora mayor muy cariñosa que nada más entrar nos saluda, primero a Otto y después a mi.-Hola mi niña, ¿dónde dejaste a Mía? ¿Qué vas a llevar?

-Hola Merie, Mía se quedó alistándose. Voy a llevar unos croissants. ¡Ah!, ponme un café por favor y otro para llevar. Ella asiente mientras va a la máquina y los prepara. Le pago y me despido.

-Que tengas un buen día mi niña.

-Igual tú Merie.- Salgo de la panadería y me dirijo de nuevo al apartamento, cuando llego me encuentro con Mía que ya está lista, le digo que debe tomar el desayuno en el coche. Nos ocupamos de dejar todo lo necesario para que Otto pase su día a la perfección. Bajamos las dos para tomar el auto que compartimos en el parking. Este coche lo compramos entre las dos con algunos ahorros y ayuda de nuestros padres en el primer año de universidad. Aunque quien conduce soy yo porque Mía todavía no ha sacado el carnet de conducir. Nos dirigimos hacia la universidad Central Saint Martins de Londres escuchando música y hablando de lo emocionadas que estamos por el comienzo de este último semestre.

MÍA

-¡Mía despierta! – creo haber escuchado esa frase por lo menos cinco veces antes de poder abrir los ojos- ¡Que llegamos tarde! – me dice Lara una y otra vez

-Jooo! Que ya voy – es el primer día del semestre, nuestro último año de la universidad, ¡¡por fin!! Pero anoche me acosté a las tantas terminado unos bocetos que pretendo incluir en nuestra futura colección de moda. Así que sí, muero de sueño.

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