Capítulo 7:
MÍA
Luego de comprar los medicamentos necesarios para Otto, decido tomar un taxi de vuelta a casa, me gusta caminar y más si es con mi bebé, pero al contrario de mí él no tiene mucho ánimo para eso y llevarlo en brazos me cansará porque pesa un poco. Otto está al cumplir los dos años y está algo gordito, por lo que tiene un peso considerable. Tuve suerte de que el conductor del taxi se apiadara de la carita de Otto y nos dejara subir al coche. Siento algunas vibraciones en mi bolso, debe ser el móvil, ahora mismo no quiero centrar mi atención en otra cosa que no sea mi perro, bueno, nuestro perro, Lara no te enojes, sonrío solo por las cosas que pienso. El taxi nos deja frente al edificio, pago al chofer y espero a que Otto haga sus necesidades, luego, subimos a casa.
Una vez en el apartamento dejo las bolsas con las medicinas en la cocina, luego las organizaré en el botiquín, voy a mi habitación para ponerme cómoda y salgo rápidamente para darle a Otto su medicamento. Se resiste un poco, normal, creo que nunca había tenido un mal proceso digestivo, ver su carita así de triste me pone muy mal, me dan ganas hasta de llorar. Lo cargo en brazos y lo llevo hasta mi habitación, me siento en la cama con él en brazos y le hago cosquillas mientras reviso unos bocetos que estaba trabajando la semana pasada, aun no me convencen, necesito hablarlo con Lara, siempre me ayuda a salir de esta inseguridad que tengo en mis propios diseños. Por alguna razón siempre me gusta lo que hago durante veinticuatro horas, después me parece horrible, hasta que las demás personas reconocen que están bien, siempre ando tirándome mierda encima, bueno, defectillos que tengo. Sigo agregándole algunos detalles al modelo que tengo, es un vestido, aún tengo duda en el color aunque eso viene siendo lo de menos. Entre la preocupación por Otto y mi indecisión con el diseño decido recostarme un poco, me duele la cabeza, por lo que sin darme cuenta caigo en un profundo sueño.
LARA
Mientras toda la atención de los directivos está en la reunión con los proveedores, yo no dejo de rezar para que el informe este perfecto. No estoy en condiciones de sumarle un bache al camino por cumplir mi sueño y el de Mía. Tengo que graduarme sin ningún percance para poder lograr abrir nuestra propia marca. Ya tenemos el dinero, que hemos ahorrado en los últimos años, los diseños en los que venimos trabajando desde el comienzo de nuestra carrera. Hemos visto locales para arrendar, ya tenemos las primeras máquinas de costura con las que comenzaríamos, son las mismas que utilizamos en casa, tienen ya varios años pero son muy buenas. Y tenemos lo más importante, las ganas y la ilusión, no importa todo lo que tengamos que hacer para lograrlo pero sé que lo vamos a conseguir y eso no me lo va a arruinar un tonto informe que hice para ayudar a un jefe que ni siquiera he visto, lo que hice fue salvar el trasero de un hombre que no sabe hacer un informe, de otro que no llega a tiempo para su reunión y pongo en riesgo mi trasero y el tener que posponer mi sueño y el de Mía. Pues no señor, eso no va a pasar si vienen a reclamar se van a encontrar con un torrente de pensamientos sin filtro alguno a la hora de expresar las cosas que me molestan.
Todo ese enredo está en mi mente y no sé si soy la única persona en el mundo, lo más seguro es que existan muchas a las que le sucede lo mismo. Me refiero a que las cosas no han pasado y ya estoy maquinando lo que sucederá y las posibles respuesta que voy a dar pero a la hora de la verdad todo cambia y suelto cosas muy distintas a las que tenía pensado decir, que no sé de donde mierda salen porque pueden ser muy hirientes según el contexto, es como si mi lengua cobrara vida propia. Hay ocasiones en las que me arrepiento de cosas que dije pero en la mayoría no, porque aunque son cosas que no diría si las pensara porque puede que al decirlas me sienta como una completa zorra, pero cuando salen, ¿qué hago? si en realidad es lo que pienso, pero que me callo por el bien de los sentimientos de la otra persona. Puede que, en realidad sea una verdadera zorra, ¿pero qué hago si eso no me hace sentir mal?, todo lo contrario, me hace sentir real y feliz conmigo. Puedo ser muchas cosas y tener muchos defectos pero hipócrita no soy. A muchos les molestan las personas como yo, pero qué le hago, así soy y no pienso cambiar por complacer a otra persona que no cambiará nada de su personalidad por mí.
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Ambos Choques
Teen FictionLara y Mía nunca pensaron que al dejar su país para ir a Londres en busca de sus sueños de convertirse en diseñadoras de modas encontrarían el amor de una forma tan inesperada. Dos choques, cuatro vidas. Dos culturas y un amor, la moda. Dos amigas. ...