CAPÍTULO 2
LARA
Cuando abro la puerta del apartamento soy recibida por Otto dando pequeños saltitos y por una vista de Mía acostada en el sofá viendo la tele, se gira y me sonríe.
-Ya pedí sushi para la cena- vuelve su atención al programa que están emitiendo.
-Qué bueno porque no tengo ganas de cocinar- ella me da una mirada y sigo mi camino, pongo el vino a atemperar- Voy a darme una ducha mientras llega la comida.
Cuando salgo del baño me pongo una camiseta desgastada con unos pantaloncillos cortos. Mía me señala con la mano un lado del sofá para que me siente, en la pequeña mesa esta puesta la comida y unas copas de vino.
- ¿Cómo fue tu día?- le pregunto y hace una mueca.
-Todo bien hasta la tarde. Hoy fui a una conferencia del fotógrafo y profesor Néstor Cuevas, sabes que es mi favorito, y al llegar al lugar me he chocado con un chico y le he tirado su cámara al suelo, al principio me sentí muy mal y le pedí perdón, pero el tío fue un completo idiota y me dejó parada con la disculpa en la boca haciéndose el ofendido y se fue. Para colmo a final de la conferencia Néstor presenta a su ¨mejor alumno¨ y resulta que como por arte de magia aparece el chico de la cámara, un tal Alejandro Ferrer. Por todo eso me puse de mal humor.
-Por lo que parece hoy no fue nuestro mejor día -soltamos un suspiro de frustración.
-¿A ti qué te pasó?- la miro fijo y respiro hondo antes de comenzar a hablar. Ella mantiene su mirada en mí mientras se lleva una pieza de sushi a la boca, yo tomo mi copa de vino y doy un pequeño trago.
-Hoy tuve a Mara todo el día entero relatándome sus estupendas vacaciones y no es que me moleste pero es que hay algo en ella tan falso que me desconcierta. Después de las clases fui a la presentación y los clientes estuvieron conformes con ella.
-Pero eso es muy bueno ¿no?
-Si eso fuera lo único, pero es que antes de llegar a la reunión tuve un pequeño choque- ella me mira asustada- todo está bien, solo fue un rayón en la pintura. Fue mi culpa y lo asumí, pero el otro niño mimado no. Me dijo que no sabía conducir y que fue culpa del que me dio el carnet de conducir. Pero a todas estas, me miró el culo descaradamente.- Mía suelta una carcajada y yo me le quedo mirando a la espera de que termine su ataque.
-¿Lo dices en serio? ¿De verdad te miró el culo?- asiento un poco molesta por recordar la mirada rara del niño mimado.- ¿Pero era guapo al menos?
- Bueno. Era un machista de primera y un gran gilipollas.
-Eso no responde a mi pregunta.
-Es que lo peor fue que estaba buenísimo. Con todo ese traje hecho a medida. Pero lo que más me impactó fue esa mirada y no de ojos claros como la mayoría de los ingleses. Tenía unos ojos color café tan penetrantes.- y, ¿el alumno del profesor que tal estaba?
- La verdad es que no estaba nada mal. Era bastante alto, mucho más que yo. Los ojos los tenía color avellana, un tono tan claro y con un brillo extraño que trasmitía tranquilidad, por un momento pensé que se iba a disculpar él, pero no. Todo estaba tan bien hasta que habló.
Seguimos hablado de tonterías y acabamos con la comida junto con la botella de vino. Entre risas y planes de futuro nos despedimos para ir a dormir. Mañana vamos a pasar trabajo para despertarnos.
MÍA***
Hoy nos darán a cada uno la ubicación de en donde haremos las prácticas, espero caer junto a Lara o Lilish para no aburrirme, me gusta mi carrera pero cada año las prácticas se ponen aún más pesadas, apenas hago algo que tiene que ver con mis estudios, normalmente nos ponen a servir cafés y a hacer fotocopias, una auténtica manera de perder el tiempo. Cuando llego a la cafetería para pedir un buen café por no dormir casi nada, veo a Lilish en una de las mesas junto a Ricky, es su ''mejor amigo'' pero yo sigo pensando que esos dos terminarán juntos.
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Ambos Choques
Teen FictionLara y Mía nunca pensaron que al dejar su país para ir a Londres en busca de sus sueños de convertirse en diseñadoras de modas encontrarían el amor de una forma tan inesperada. Dos choques, cuatro vidas. Dos culturas y un amor, la moda. Dos amigas. ...