Capítulo 5: El after

78 12 5
                                    

Capítulo 5

LARA

Tener a alguien con quien hablar así sean tonterías, es lo mejor que te puede pasar en la vida, a mí me pasó con Mía. Puedo decir la cosa más tonta del universo y ella siempre va a estar ahí para escucharme al igual que yo para ella. Contar cómo me fue el día y saber cómo le fue a ella por muy cotidiano que parezca, o la cosa más trivial, es una rutina para nosotras. Es nuestro momento juntas y para poder soltar todo aquello que nos esté carcomiendo la cabeza. Anoche fue una de esas veces, aunque no lo quiera admitir, el niñato, no sale de mi cabeza y eso no me gusta ni un poco.

Hoy nos toca ir a la universidad, algo que agradezco, sé que Alexa ayer me dio un descanso pero ni con ese tiempo me ha bastado para hacer los pendientes de mi trabajo de medio tiempo. Hoy cuando termine en la universidad tengo que ir, sé que tenemos un evento porque he estado trabajando por mensajes con Alice, pero es el primer proyecto en el que estoy menos presente desde que estoy trabajando allí.

Repito el proceso de casi todos los días, despertar a Mía. Puedo decir que ella es dormilona pero tendría que decir que yo también lo soy, la diferencia es que el que yo la despierte podrá molestarla pero se le pasa. A mí si me despiertas, corres el riesgo de salir mal herido, por lo que siempre trato de despertarme sola o por el despertador y  no correr el peligro de convertirme en una asesina. Algo que es como un milagro, es llegar temprano al campus, siempre aunque salgamos con tiempo llegamos tarde, es como nuestra firma.

Ya en el campus dejo a Mía en su ala, me gustaría mucho que nos tocara juntas pero no sucedió así y es algo bueno porque nos relacionamos más con otras personas. Las clases del día son tediosas pero es mejor que estar haciendo fotocopias, aquí aprendo, en la pasantía todavía no he aprendido nada nuevo, bueno, aprendí a contestar correctamente llamadas internas y no meter la pata con el jefe aunque esto último todavía lo estoy aprendiendo y algo me dice que me quedan muchas meteduras de pata con el señor Miller. Lo del informe se puede contar como un aprendizaje por su contenido pero ese tipo de informe ya los había hecho.

Al terminar las clases me dirijo a las oficinas de mi trabajo de medio tiempo. Mientras conduzco mi mente anda divagando sin mi consentimiento en una persona en especial, tener que parar más de cinco minutos en el semáforo donde chocamos no ayuda a sacarlo de mi mente todavía recuero el -¿Estás observando tu obra de arte?-  con esa voz que me taladra la cabeza. Sé que me es conocida pero no logro identificarla. Pero lo que más me confunde aparte de su actitud de ególatra es la forma en la que me mira, es cerrar los ojos y verlo, su mirada potente parece que me desconcierta. No poder identificar lo que trasmite su mirada. El  sonido del claxon de los otros coches de atrás me sacan de mis pensamientos, me auto reprendo por las direcciones que están tomando mis pensamientos y sigo mi camino.

Cuando aparco el coche me encuentro con Alice que parece que viniera de otro lugar o me estuviera esperando.  Me decido por la segunda opción cuando veo el movimiento desesperado de su pie contra el piso.

-Buenas tardes Alice, ¿cómo estás?

- Dirás buenas noches-  me contesta pero puedo ver que trata de evitar darme una sonrisa para hacerse la enojada. Me mira, hace una mueca y me da un abrazo como saludo. Le cuesta mucho hacerse la enojada, no solo conmigo, es que su personalidad no la deja estar mal con alguien. Por lo que es fácil saber cuando se está haciendo la enojada. -No es fácil mantener mi papel de indignada por la hora en la que llegas cuando me miras así -imita unos ojos de cachorrito y me hace reír. 

- Es que soy irresistible -ahora es ella la que ríe. -Sabes que estaba en la universidad, y mi trabajo es de horario abierto. ¿Por qué estás tan ansiosa?- me mira sin entender, le señalo el pies que no deja de mover.

Ambos Choques Donde viven las historias. Descúbrelo ahora