Silly Boy Feelings ❀renga

IX

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Fue injusta la manera en que Reki sin más se desplomó sobre su hombro en lo que veían la película. Con los ojos cerrados y la boca babeándole como a un niño, el pelirrojo dormía plácidamente como si el hombro rígido de Langa fuese el lugar más cómodo del mundo. Apenas sintió su cuerpo junto al suyo su cerebro hizo cortocircuito, y explotó en mil pedazos cuando sintió la cálida respiración acariciarle el cuello.

Derrotado pausó la película. Ni aunque se esforzara iba a poder seguir viéndola. En su lugar apoyó su cabeza sobre Reki y con su mano encima de la ajena cerró los ojos sonriendo y sonrojado, cayendo dormido en no más de tres minutos.

¿Y qué si Reki se daba cuenta que había juntado sus manos de esa forma? Se sorprendió a sí mismo pensando en que ya no le importaba tanto esconder sus sentimientos por el pelirrojo. Es más, quería que se diera cuenta para que así, algún día, Reki llegara y le diga: "¿Qué pasa Langa, acaso te gusto?" y él con una confianza que no tenía le respondiera: "Así es, me gustas, ¿te molesta?". Y luego viviría feliz por siempre habiendo sacado eso de su pobre corazón. Y todo sería igual, nada cambiaría, ¿verdad?

Pero las cosas ese lunes definitivamente comenzaron a cambiar de una manera que Langa no habría podido prever jamás. Su Reki pegajoso, ese que le hablaba incluso luego que un profesor los regañara, aquel que era tan íntimo con él, ahora parecía más distante rozando el extremo de ignorarlo. Y no tenía idea de por qué tan repentino cambio.

¿Acaso de verdad se había dado cuenta de los sentimientos de Langa y en vez de confrontarlo directamente había preferido alejarse?, tenía todo el sentido del mundo. Y ahora era otra el Langa cobarde, temeroso de sus propios sentimientos.

Trascurría la semana de los exámenes finales y Reki se veía ligeramente mejor que los días anteriores. Precisamente ese día rendían la prueba de matemáticas y aunque Langa sabía que a su amigo no le costaban los números, lo vio prestando total atención a la hoja y muy bien premeditado escribía sus respuestas. Al final fue de los últimos en terminar y Langa, quien no era ningún as en matemáticas, tuvo que fingir que seguía haciendo la prueba para salir juntos de la sala.

— ¿Vamos a comer? —dijo Langa mientras cruzaban el umbral. Debido a que esos días solo asistían para rendir los exámenes, tenían toda la mañana libre y pensaba en ir a aquel local de comida rápida a donde siempre iban.

— Estaré ocupado —repuso Reki con un tono más desanimado de lo normal. Langa lo miró queriendo saber de qué se trataba por lo que Reki agregó:

— Tengo el pedido de una patineta. Estaré en eso.

— Ah, está bien. Te acompaño entonces.

Y le dio la sensación de que eso no era precisamente lo que su amigo quería, pero no se retractó. Seguro había sido su imaginación.

O eso quiso creer, porque durante toda la mañana que estuvo con Reki en su taller, éste no le dirigió la palabra y simplemente se concentraba en la madera que lijaba, en aquel cuaderno con bocetos y medidas, fijaba su atención en cualquier otra cosa y trataba a Langa como si no estuviera ahí, como si fuera un fantasma que no pudiera ver. Y esto dejó aún más confundido y consternado a Langa. ¿Qué demonios había hecho? ¿Reki estaba enojado y él no había captado hasta entonces que no lo quería cerca?

En la tarde se excusó con que debía estudiar para el examen de mañana, y perdido como un verdadero espíritu en pena Langa salió de su casa y patinó hacia el Dope Sketch.

Para el día siguiente esperaba que todo volviera a la normalidad como por arte de magia, pero el destino no es tan compasible. Reki seguía siendo tan evasivo como el día anterior e incluso al salir se había "olvidado" de Langa y caminaba solo hacia su casa.