Chapter 11. They just don't know you

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Incomodidad, frustración, miedo, vergüenza, eran alguno de los sentimientos que cruzaron la mente de Lena en el momento que acepto la idea de Kara, pues la joven había explicado que no habría oportunidad de regresar a su habitación sin que Alex la viera salir de su cuarto y cruzar el pasillo, por lo que propuso hacerlo a través de la ventana con la única condición de que Lena entretuviera a ambas mujeres, y sin duda ahora se arrepentía de haber aceptado aquella estúpida idea. Pues en el momento en que su mano giró el pestillo su corazón comenzó a latir más rápido al sentir la mirada impresionada de Alex, así como los castaños ojos de su mejor amiga.

Incomodidad, al no saber que decir para retener a ambas mujeres, pues sabía que su presencia en aquel momento era inesperada y más para Sam, pues conocía muy bien a Lena como para saber que ella jamás iría algún poblado como Midvale, mucho menos en diciembre, mes el cual la joven escritora se empeñaba en permanecer aislada de cualquier amistad, únicamente se rodeaba de cualquier desconocido y disfrutaba de largas noches de desvelo donde el alcohol y el sexo estaban presentes como sus fieles compañeros.

Frustración por tener que dar explicaciones como si tuviese diez años, la morena siempre se había caracterizado por jamás tener que explicar cada una de sus acciones, no obstante al tratarse de Kara todo cambiaba, ya que conocía muy bien la actitud de Alex, era una persona demasiado protectora con su hermana, incluso cuando festejaban aquellas exóticas fiestas para conseguirle pareja a la menor de los Danvers, era simplemente una fachada, ya que cada una de las mujeres invitadas habían pasado por la aprobación de la mayor, incluso Lena no dudaba que usase en algún punto los recursos del FBI para cerciorarse que nadie estuviese haciendo algo ilegal.

Miedo, al ver la mirada de Sam posarse sobre ella, de percibir como la analizaba, intentando encontrar en su apariencia algún indicio de lo que había o estaba haciendo con su cuñada y ante ello recordó las palabras que semanas antes la joven expreso sobre no poder apoyarla en caso de que cometiera alguna tontería. Fue en ese momento que sintió el miedo de perder el respaldo de su amiga, pero como explicar algo que ni ella podía entender.

Y por último la vergüenza al recordar que minutos antes Kara y ella estaban intentando alcanzar el orgasmo y por consiguiente la habitación podría conservar aún el inconfundible aroma a sexo. Evitó voltear a toda acosta hacia la cama desecha, en donde las cobijas yacían casi a la mitad del suelo. Intentó mantener la puerta lo cordialmente abierto sin develar más allá de la vista periférica. Espero tranquila con una falsa sonrisa en su rostro al saludar a ambas mujeres quienes continuaban sin entender nada de lo que estaba ocurriendo.

-¿Luthor?- Pronunció Alex con incredulidad.

-Danvers.- Respondió Lena evitando expresar el nerviosismo tras escuchar a lo lejos la voz de Kara gemir al golpearse contra algo.

-¿Lena?

-Sam

-Se puede saber ¿qué diablos haces aquí?- Cuestionó al caminar y posicionarse a lado de Alex.

-Cielo tranquila, Lena es bienvenida, supongo que mi hermana te invito, pensé que no se llevaban bien.- Agregó con confusión.

-Si, ella me invitó, Sam jamás lo hubiera hecho.- Respondió con burla, observado como la castaña la estudiaba con desconfianza.

-Yo también pensé que tú y Kara se odiaban o al menos de tu parte.- Agregó mordazmente la castaña, observando como el rostro de Lena había expresado incomodidad y desconcierto a partes iguales.

-Bueno ya conocen a Kara, es capaz de domar hasta el león más feroz.- Sonrió Alex en forma de burla al ver la cara da horror de la morena.

-Sin duda- Acordó Sam sin dejar de reír.

Why do you love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora