Chapter 7. Start of Time

44 4 0
                                    

Ambas bajaron directo a la cocina, en cuanto entraron Lena se dispuso a sacar los ingredientes necesarios para preparar la comida, pues al ver el reloj notó que era más de las cuatro de la tarde. Jamás se había puesto a pensar que, cada vez que dormir al lado de Kara su sueño era tranquilo y profundo, dejando aún lado cualquier temor. Sonrió en cuanto notó como la rubia intentaba sentarse en uno de los bancos, ajena a ayudar en la preparación de la comida.

-Oh no cariño nada de sentarse, me ayudaras a cocinar.- Sonrió al apuntar hacia la pequeña torre de verdura dispuesta bajo el chorro de agua.

-Si algo se incendia, será bajo tu responsabilidad.

Kara caminó hasta el otro lado de la encimera, tomó la lechuga junto con los tomates, zanahorias y papas. Las lavó bajo la atenta mirada de la morena, quien sonreía sin poder evitarlo. Vio como sus manos dejaban de mezclar la carne, suspendiendolas en el aire para evitar manchar, se acercó al cuerpo de la rubia y sin previo aviso besó su mejilla con suavidad. Kara ante su acción sintió como su corazón brincaba de la emoción. La observó regresar a su tarea, mezclando la carne con varios ingredientes hasta formar pequeñas bolas de carne para luego ser aplastadas. En cuanto el sartén estaba en su temperatura correcta coloco algunas gotas de aceite y deposito la primera carne, la cual desprendía jugos, dejando en el ambiente un agradable aroma.

-Ahora, ayúdame a cortar las papas para poderlas freírlas en aquella máquina.- Apunto con su dedo.

-¿Lena?

-Dime cariño.- Respondió caminando hacia la nevera sacando una botella de agua.

-¿Sientes algo por mí?- Cuestionó con timidez.

Lena dejó de prestar atención a lo que estaba cocinando para fijar su vista en el cuerpo de la rubia, observando como su blusa le sentaba de maravilla a la joven editora, así como su hermoso cabello dorado despeinado, pero perdió el aliento al ver sus cristalinos ojos azules ocultos tras sus gafas. Sonrió sin poder evitarlo, se aproximó a la joven, depositando un cariñoso beso en su frente, seguido de un segundo en la punta de su nariz, así como en ambas mejillas para finalizar besando sus labios. La beso con ternura, no había ningún atisbo de deseo, no, anhelaba transmitirle lo que temía decir en voz alta incluso para si misma, pero a estas altura la joven estaba en cada uno de sus pensamientos y después de lo que pasó ayer, sin duda no necesitaba a nadie más. Kara era la indicada.

-Quizás tengas el manuscrito dentro de un mes y medio, aún necesito que te esfuerces más.- Susurró sobre sus labios, sintiendo como una sonrisa se formaba en ellos.- O quizás dentro de tres meses.- Respondió alejándose para poder admirar su rostro.

-Len... pensé que... el trato acabaría... después de lo que paso ayer y hoy en la mañana- Habló, desviando su mirada con solo imaginar lo que ambas habían experimentado.

-Oh, no cariño el trato aún no termina, no sé qué paso ayer, no recuerdo.- Sonrió regresando de nuevo a la estufa en donde giraba la carne.

-Entonces puedo hacerte recordar- Susurró colando sus manos por debajo del suéter de la morena.

-Cariño... primero... comida...- Logró decir al sentir las manos mojadas cubrir sus pechos.- Kara...- Gimió sin evitarlo.

-Sólo porque mi estómago me está matando y no deseo comer hamburguesas quemadas, me detendré.- Se detuvo no sin antes jalar sus pezones los cuales ya estaban erguidos y duros, arrancando un gemido de los labios de la joven.

Tras obligar a Kara a regresar a la tarea de lavar la verdura, Lena terminó de preparar las hamburguesas, dejando varias piezas en un plato grande en el centro de la barra. La rubia dejó la verdura cerca de las hamburguesas en lo que servía refresco y agua para Lena. Kara no espero más tiempo para comenzar a comer, sentía que su estómago se contraería si pasaba un minuto más sin ingerir alimento. Lena por el contrario observaba su forma de comer, como si no hubiera un mañana, aún no podía creer que estuviera compartiendo y disfrutando de estos momentos con ella. Camino hacia la máquina donde preparaba las papas, al escuchar el incesante pitido, sacó las papas y las espolvoreo con sal, para después mezclaras y dejarlas en el centro, donde la mano de Kara apareció llevando a su plato un puñado. Devoró más de dos hamburguesas y casi la mitad de las papas fritas, dejando a una Lena completamente impresionada, pues sin duda tendría que hacer al menos dos veces a la semana la despensa con el apetito voraz de la rubia.

Why do you love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora