Capitulo 6. Lágrimas

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Aveces sueño con el, sueño con su sonrisa hermosa, aquellos ojos azules que adornaban su rostro, mira hacia la ventana, jugando con aquel gatito negro, el sol resplandece, brilla, brilla por su presencia, pero de pronto todo es una pesadilla, su sonrisa se va y en su lugar, esta acostado en aquella camilla esperando para llevarlo a casa, despierto en la madrugada, con aquella sensación de opresión en mi pecho, como si el mundo se hubiera venido encima de mi.

Hoy un hombre con portafolio negro, ha tocado mi puerta, un hombre mayor que ha venido a hablar conmigo, se ha sentado en el sofa, después de mostrarme su identificación - He venido a saldar las cuentas pendientes de mi cliente, el señor Víktor Nikiforov, quien murio el mes pasado, tengo en mis manos su testamento, he venido a dejar todo en orden.

- El dejo un testamento? - pregunté preocupado.

- Si, lo hizo, le ha dejado unas acciones en la compañía farmacéutica donde trabajaba, asi como la patente de varios supresores que el produjo, de algunos productos que saldran al mercado, las escrituras de ese departamento, un seguro de vida, que usted podra cobrar a la fecha que usted solicite, y otra propiedad, una casa de reciente adquisición, dirección y llaves que adjunto en el presente sobre - me dio aquellos documentos, y un sobre amarillo - por ultimo una pequeña cuenta, para la vejez de su padre, el señor Pavel Nikiforov  - el hombre se retiró, dejándome aquel sobre blanco, donde tenia todo lo que era para el padre de mi esposo, jamas me imaginé que esto sucediera, me sentia un tonto, me amó tanto que incluso habia pensando en no dejarme desamparado, mire aquel sobre blanco de nuevo, Viktor era producto de una relación tormentosa, sus padres eran patologicamente tóxicos juntos, varias denuncias de violencia doméstica, errores que terminaron en un divorcio y que jamas pudieron arreglar.

Aveces no me siento con la facultad de juzgar no tengo derecho, porque soy patologicamente idiota, ya ha pasado un mes desde su partida y aun espero un dia no despertar, irme a su lado, aun las ideas suicidas y la tristeza rondan en el departamento que compartí a su lado, duele, duele demasiado, Viktor dueles tanto.

Pedí un taxi, sabia la dirección de aquel hombre, aquel hombre que después del divorcio y de dejar a su exesposa con varias costillas rotas, jamas volvio a buscarlo, una casa bastante decente, con un pequeño jardin, toqué el timbre varias veces, un perro ladraba por mi presencia, miraba por aquella puerta pequeña que me dejaba ver las hermosas flores, un señor con el cabello blanco azotado por los años, me saludo, a través de aquella puerta - Buenas tardes, vengo a buscar al señor Pavel Nikiforov - el hombre quien apenas podia caminar sin un bastón abrió la puerta.

- Soy yo... Quién es usted?

- Soy Yuuri... - suspire profundo, dandome valor - esposo de su hijo Viktor - el abrió sus ojos en sorpresa, me dejo pasar, un pequeño perro blanco, esponjoso caminaba a su lado su casa con muebles viejos, y fotos que hicieron saltar mi corazón, era el, mi alfa, sonreia con una gorra que le quedaba demasiado grande en su pequeña cabeza, sus ojos cerrados como medias lunas, era un niño hermoso, sonreia con unos dientes faltantes, varias fotografías donde el era feliz, entre arbustos, estrujaban mi corazón, las lagrimas salian de mis ojos, el me observaba.

- Jamás pense que Viktor, quisiera hablar conmigo, deberia odiarme, yo,... Lastime a su madre.

- El jamas odiaría ni a una mosca, despues de todo, sigue siendo su padre, el no guardaba rencor, siempre esperó que usted lo buscara.

- Era miedo, era inseguridad, tantas veces quise buscarlo, siempre he sido una mala persona, no importaba que el mundo me señalara, pero seria demasiado para mi recibir el juicio de mi hijo.

- Eso ya no importa, el hubiera no existe - me miro sin entender - El murio el mes pasado... - sus ojos, aquellos ojos de aquel anciano que me miraba, se inundaron con lagrimas, su cuerpo temblaba, golpeaba sus piernas, sollozando, se lo que se siente perder a alguien, quedarte con tanto por decir y no tener la oportunidad de hacerlo, se lo que se siente vivir sin el, sin Viktor..., Me levanté y caminé hacia el, le mostré aquel sobre - El le dejó, una cuenta para usted, dinero suficiente para su vejez, apunté mi numero, si necesita algo, yo, estare a su servicio.

- Porqué hizo eso por mi?, porqué haces esto?.

- Lo hizo porque era demasiado bueno, y lo hago, porque el era mi esposo, mi alfa, y porque yo tambien se lo difícil que es continuar sin su presencia.

- No pude decirle que lo amaba - su voz se cortó - no pude decirle que siempre pensaba en el, que era mi niño, siempre seria mi niño, no pude darle todo el amor que merecia.

- Somos 2 señor Nikiforov, yo tampoco pude darle todo lo que merecia, y nuestro mayor castigó sera vivir con ello.

Caminé a la salida, escuchando los sollozos de aquel anciano, cerré la puerta con cuidado, saqué de mi pantalón un papel con la dirección de aquella casa que el habia comprado y que yo nunca supe, miré un taxi llegar, y me subí en el, me llevó a una zona bastante tranquila, un parque hermoso, y pequeño, con varias flores de ciruelo, árboles, una zona residencial, bastante tranquila, una casa color beige, de dos pisos, con unos ventanales, llegué a un porton blanco, con pequeños cristales, marcaba el numero 402, saque las llaves, entré sin problema.

Tenia un jardin, un amplio jardín, con una resbaladilla, y unos columpios, mordi mis labios, el habia comprado esa enorme casa para formar nuestra familia, y yo no habia querido darsela, entré a la casa, la sala, la cocina, todos los muebles eran nuevos, todo eso era la representacion de sus sueños, sueños que el quería cumplir conmigo y yo era un necio, un orgulloso que lo perdió, que nunca pudo decirle que lo amaba.

Imaginé por un momento lo que hubiera sido verlo cargar a un cachorro nuestro, el cuidando de el o ella con todas sus fuerzas, ayudandolo a sostenerse cuando empezará a caminar, y todo eso, todo jamás pudo ser realizado, la desesperación entró en mi, un dolor, un vacio en mi pecho, salí de aquel lugar, sintiendo que no podia respirar, y lo vi, un hombre alto, cabello Plateado, con una gabardina cafe, y un portafolio negro - Viktor!! - grité, sentía que era el, una tonta jugada de mi inconsciente, corrí, mis piernas se movian solas, me atravesaba las calles sin temor alguno, varios autos sonaron sus claxons apunto de atropellarme, no importaba nada corria desesperado hacia el, sintiendo que mi mente no me engañaba, era el, debia alcanzarlo, era la oportunidad que tanto le habia pedido a la vida, toqué su hombro, el volteo a verme, mi lobo aullo dolido, no era nuestro alfa - Lo siento - dije avergonzado, mis manos temblaban, temblaban demasiado, habia corrido varias calles, y la sensación de soledad era aun mas grande, mire a lo lejos, un edificio de 2 pisos lleno de departamentos, y una mujer tendiendo la ropa en la azotea, me pregunté si muero, ire contigo?, estaré a tu lado?, respiré profundo, la gente entraba por aquella puerta abierta, me levanté dispuesto a subir, un ataque de valentía queriendo terminar con mi existencia.

Un ataque de soledad y desesperanza haciendome mas debil, no queria seguir en un mundo donde su presencia era indispensable en mi vida, donde mi orgullo lo habia lastimado, donde habia recibido mi castigo perdiendolo para siempre, de pronto una niña corrio a mi, jugando, su vestido rosa, unas coletitas que se movían al ritmo de sus pasos pausados, estuvo a punto de tirarme, antes de entrar por aquella puerta, su madre me pidio disculpas, apenada me decia lo siento, pero ella me miraba demasiado, aquella niña no me quitaba la mirada de encima - Señor, usted huele muy dulce, muy, muy dulce, usted tambien tiene un bebe adentro como mi mamá?.

Un beso al cielo (Victuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora