Capítulo 12

2 0 0
                                    

Entraron en grupo los tres al pub. Edahi, por supuesto, precediendo al resto, y Marcos el último, aún no conocía a Edahi y estaba un poco cortado.

El ambiente no estaba mal, ponían pop comercial en inglés y de vez en cuando se colaba alguna canción de reggaeton, que a David no le entusiasmaba pero que, como el resto, acaba bailando cuando llevaba unas copas de más. La iluminación también ayudaba, había focos de luz intermitente de colores vivos, pero que no llegaba a marear como en las salas de hardstyle, donde sólo mirando al foco durante dos segundos ya parecía una eternidad.

Fueron directos a la barra, tenían que saciar su sed. Pidieron tres cubatas de ron-cola a una camarera a la que se veía un poco perdida. La chica era mona, aunque muy bajita y con cara de niña. Tardó diez minutos en ponerles las copas, y los chicos empezaron a desesperarse. Mientras esperaban, Edahi se había puesto a hablar con dos chicas que estaban a su lado. Una era castaña, con el pelo largo y rizado que le llegaba hasta debajo de los hombros; la otra en cambio tenía el pelo liso y negro casi hasta el ombligo. Marcos se mantenía detrás de David, mirando de un lado para otro la sala, como con miedo a que alguien se acercara a él. David sabía que su amigo era tímido, pero no imaginaba que pondría esa cara de terror al estar en un ambiente público. La verdad es que le parecía un poco raro.

Cuando por fin les pusieron las copas, Edahi no pudo aguantarse y, como siempre, tuvo que reprocharle a la camarera su lentitud.

- Tía, ya podías haberte dado un poquito más de prisa, que llevamos diez jodidos minutos esperando. Si lo llego a saber no venimos a este pub, que en el de al lado los camareros te sirven la bebida enseguida.

- No te pases, que a lo mejor la chica es nueva y no conoce el sitio. Además, mírala qué enana, no ha probado una copa en su vida, como para saber ponerlas. - David intentó defender a la camarera, pero al final acabó riéndose con su amigo, la verdad es que la chica era muy patosa.

Llevaba un flequillo recto, a los ojos de David demasiado largo, casi le tapaba media cara, y un pintalabios oscuro, que con su piel clara le daba un aire a la familia Adams. La chica era mona, eso David no podía negarlo, pero no era para nada su estilo.

- Que os jodan, ricachones de mierda, si queréis copas más rápido poneros vosotros detrás de la barra, a ver si lo hacéis mejor que yo. - Después de responder, la chica se dio media vuelta y se dispuso a atender a las chicas que estaban al lado.

Cogieron las copas y se dirigieron a un lado de la sala. Edahi se perdió por la pista de baile, entre un grupo de chicas que cantaban a todo volumen las canciones, inventándose la mitad de la letra, y bailaban ocupando prácticamente la mitad de la pista. Marcos y David se quedaron a un lado mientras observaban el ambiente y bailaban muy disimuladamente.

Después de un par de copas más, a las que invitó David, a pesar de que sus amigos estaban empeñados en pagar algo, los tres chicos se dirigieron a la pista de baile. Ya estaban suficientemente desinhibidos como para bailar tan escandalosamente como las chicas, que allí seguían dándolo todo.

Una canción de reggaeton se coló entre el repertorio, y dos de las chicas se pusieron a perrear a Edahi, que parecía encantado mientras sus amigos se reían. Cuando se acabó la canción, David y Marcos se acercaron a la barra.

- Marcos, ¿qué te pasa? Estás muy raro esta noche. - le preguntó David a su amigo, intentando que se soltase un poco y bailase como los demás. Se había pasado toda la canción quieto como una estatua.

- Verás, es que yo... bueno... yo nunca... yo nunca había salido de fiesta con amigos que no supiesen lo que soy, y me daba un poco de miedo que alguien me reconociese y te enterases.

- Pero, ¿lo que eres? Eres un tío que sale de fiesta con dos colegas, ¿dónde está el problema?

- Bueno, verás, llevo años intentando contártelo, pero como sólo nos vemos en la cocina nunca he encontrado el momento adecuado...

- Tío, arranca porque no me entero, ¿¡que eres qué, joder?!

- Que... soy... gay... Pero bueno, es que en mi familia siempre me dijeron que eso estaba mal, que no era algo natural, todos criticaban a los homosexuales, yo pensaba que estaba enfermo o que me pasaba algo raro, que era dif... - Marcos empezó a hablar muy deprisa, como queriendo darle explicaciones a su amigo.

- JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA – David no pudo evitar soltar una carcajada. - Tío, ¿de verdad tenías miedo de que yo te juzgara? Venga, no digas tonterías, vamos a pasarlo bien y mañana si quieres me cuentas toda la historia, pero ahora no es el momento.

Marcos sonrió, aunque seguía sintiéndose un poco incómodo, ahora por lo menos sabía que David no le iba a juzgar, así que le hizo caso y se dejó llevar.

Volvieron a la pista de baile. Las horas pasaron muy deprisa, sin darse cuenta eran ya las cuatro de la madrugada y el bar estaba cerrando, pero ellos no querían irse a otro sitio, estaban demasiado borrachos como para darse cuenta que la música se había parado y ellos eran los únicos que seguían bailando en la pista. El pub se estaba vaciando, ya apenas quedaba nadie, únicamente había una pareja dándose el lote en una esquina y un par de amigos que se dirigían a la salida.

La misma camarera que les había puesto las copas a una nefasta velocidad se acercó a ellos.

- Chicos, estamos cerrando y tenéis que iros ya.

- Venga guapa, no me seas aguafiestas y ven a bailar con nosotros. - Edahi, en su línea, respondió a la chica con su tono habitual de chulería, lo que hizo que ella se pusiese nerviosa.

- Guapa no, imbécil, me llamo Nid, y como no os vayáis ahora mismo llamo al encargado para que os eche a patadas. O mejor, a la policía, ya veréis lo bien que lo pasamos.

David, viendo que la situación se ponía tensa, intervino para excusar a su amigo y, con la poca consciencia que le quedaba, salir de ese sitio antes que tuviesen problemas de verdad.

- Nid, perdona a mi amigo, es que está muy borracho y no sabe lo que dice. Por cierto, tienes un nombre precioso, ¿trabajas aquí siempre? - Por desgracia, el alcohol había hecho que él tampoco supiese lo que estaba diciendo.

La chica le puso la peor cara de asco que David había imaginado que existía, así que los chicos salieron del pub, entre risas y con intención de continuar la fiesta en otro lado.

Dos en UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora