Capítulo 31: El secreto mejor guardado

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Yoloth ahogo un bostezo mientras se acomodaba en su lugar. Tan solo habían transcurrido 10 minutos desde que la primera clase inicio y su cuerpo ya le estaba pidiendo dormir, no es porque estuviera cansada, en realidad se sentía con muchas energías hasta que el profesor de química ingreso al salón y comenzó a dar su aburrida clase que sumado con su horrible temperamento era un completo fastidio.

-Señorita Mayer- Llamo el anciano sacándola de golpe de su aburrimiento.

Se enderezo tan rápido en cuanto escucho su voz que todos sus huesos parecieron reajustarse.

-El salón de clases no es para holgazanear- Regaño con clara molestia.

-Disculpe profesor- Ofreció bajando la mirada, aunque sus palabras eran todo menos sinceras.

El anciano le dedico una mirada reprobatoria y dio media vuelta para seguir escribiendo en el pizarrón, no sin antes susurrar algo que sus alumnos, ni siquiera Yoloth fue capaz de escuchar:

-No me pagan lo suficiente para esto-

Yoloth rasco su cuello sintiéndose un poco avergonzada de tener las miradas de sus compañeros sobre ella, estaba preparada para escuchar algún comentario mordaz de Brian o su grupo de víboras, pero jamás llegaron. Al buscarlas entendió el porqué, la realidad es que el grupo de tontas parecían estar más interesadas buscando que comprar en las revistas de modas que en lo que ocurría a su alrededor. La única que faltaba era la traidora de Piper, y si su memoria no fallaba justo ahora se encontraba saliendo del baño.

Suspiro con fastidio y fijo su mirada en el pizarrón esperando de una vez por todas poder concentrarse en la clase. Cuando creyó que lo estaba consiguiendo la puerta fue violentamente abierta y tras esta apareció nada más y nada menos que…

- ¿Alai? ¿Kiefer?-

Yoloth no daba crédito a lo que veía. Alai y Kiefer estaban frente a ella, bueno, más bien estaban detrás de Austin.

-Buen día profesor disculpe la interrupción pero la directora desea hablar con Yoloth- Informo Austin con nerviosismo puesto que las miradas curiosas de todos los estudiantes estaban puestas sobre ellos.

-Si es una orden de la directora puede irse- Declaro el anciano sin en el más mínimo interés. –No tengo problema en que regrese hasta mañana- Agrego lo último en un susurro que nadie pudiera escuchar, ni siquiera Yoloth.

Antes de que el anciano pudiera terminar de hablar Yoloth había guardado sus cosas y con paso rápido fue hacia su grupo de amigos, era consciente de que si esos dos estaban frente a ella es porque algo importante estaba ocurriendo o en este caso, estaba a punto de ocurrir.

-¿Qué sucedió?- Pregunto al estar en pasillo.

-Carlos regresó y encontró una forma de regresarlos a su mundo- Contesto Austin.

-¿Cómo? ¿Cuándo?-

-Guarda las preguntas para más tarde y camina. Carlos nos espera arriba- Agregó Kiefer en un bufido señalando con el dedo índice la parte de arriba del colegio, rápidamente supuso que se refería a la azotea.

Se decidió por cerrar la boca y con paso veloz recorrieron el pasillo hasta llegar a las escaleras que conectaban con la azotea. Tal como dijo Austin, al momento en que abrió la puerta metálica se encontró con Carlos sentado en una esquina de la azotea sosteniendo el libro de las profecías, en cuanto se percató de su presencia el mayor le dedico una cálida sonrisa que fue regresada por Yoloth.

Los saludos pasaron a segundo plano cuando Carlos comenzó a explicar lo que sucedió en su viaje.

-Al principio no encontré nada- Relato el hombre. –Me puse en contacto con unos viejos compañeros de trabajo pero ninguno me fue de ayuda hasta que se me ocurrió visitar una antigua civilización de chamanes que tuve la oportunidad de conocer en mi juventud. Trate de hablar con su líder pero antes de poder explicar la razón de mi visita ella me detuvo y dijo “En la oscuridad se mostrara el camino de regreso, solo deben ser pacientes y llegaran a su destino”

El Libro De YolotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora