Debido a una condición rara, el final de la cadena roja del destino de Jimin está atado alrededor de su cuello, mientras que la de su alma gemela, Yoongi, se encuentra atado alrededor de su dedo, como se supone que debe estar.
La teoría dice que, si...
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Yoongi se despierta y lo primero que siente es calor. Un tipo de calor distintivo que sabe exactamente de dónde es.
Él piensa que está soñando, por un momento, y es reacio a abrir los ojos.
Pero Jimin comienza a moverse sobre él, su voz suave, dulce e inconfundible deja escapar suaves murmullos, levantando ligeramente la cabeza del pecho de Yoongi.
El mayor suspira alegremente, dejándose llevar por el calor que tanto había extrañado.
Se permite sentir los brazos de Jimin envueltos fuertemente alrededor de él, el peso de su cabeza recostada sobre su pecho justo contra el latido de su corazón.
-"¿Yoonie?" -El otro habla perezosamente.
Yoongi abre los ojos.
-"Hola." El sonríe.
Jimin mira al chico, con los brazos todavía alrededor de su torso, y su rostro está iluminado por la luz del sol, su estómago cae de una manera que lo hace sentir que está volando, quiere inclinarse, quiere ver su sonrisa aún más cerca, quizás quiera tocar esa sonrisa con sus propios labios hasta que él mismo esté sonriendo contra ella.
De repente se da cuenta de sus pensamientos y sacude la cabeza con demasiada violencia, ahora demasiado consciente de la posición en la que se encuentran. Se aleja abruptamente del mayor y deja caer una almohada en el proceso.
-"L-lo siento. Yo, eh..."
El corazón de Yoongi cae decepcionado, pero aún sonríe.
-"Tiendes a abrazar cosas mientras duermes". -Él dice. -"Lo sé."
Jimin se sonroja y mira hacia abajo.
-"Si..."
Yoongi mira hacia otro lado, buscando su teléfono.
Es casi la una de la tarde.
Suspira, aliviado de no haber tenido clases matutinas.
-"¿Que hora es?" -Jimin pregunta adormilado, frotándose los ojos.
-"Casi la una". -Yoongi deja su teléfono y mira al menor. -"¿Tienes alguna clase hoy?"
Jimin asiente.
-"Pero es solo después de las dos".
-"Yo también." -El chico mira torpemente a su alrededor y se muerde el labio, levantándose de la cama. -"Debería, uhm... debería irme, entonces."
Jimin lo observa pasearse por la habitación, ponerse los zapatos y bostezar, y su mente le dice que debería decir adiós.
-"¿Podemos caminar juntos a clase?" -Él exclama. -"Quizás consigas algo de comer en el camino, debes estar hambriento, que te parece"
