Xiao Zhan un hermoso omega, contaba con amigos muy poco confiables sin saber que con la llegada de su "nueva amiga" esta traería consigo mucho sufrimiento.
Wang Yibo un atractivo Alfa llegó a la Universidad atrayendo a muchos omegas, pero desde el p...
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Al día siguiente Zhan fue el primero en despertar, al sentir el calor de otra persona se asustó pensando lo peor. Pero se calmó cuando vio el rostro pacifico de Yibo.
De repente la puerta de su habitación se abrió, su hermana asomó su cabeza y al ver que Zhan estaba despierto entró.
— Mamá dice que bajen a desayunar – dijo con una sonrisa pícara.
Zhan se sonrojo al notar que su Familia los habían visto durmiendo en la misma cama.
— B-Bien ya bajamos.
Xiang solo asintió y salió de la habitación.
— Así que nos vieron – se escuchó una voz detrás de él.
Zhan se asustó y sin pensarlo terminó lanzando un golpe hacia atrás.
— ¡Auch! – Yibo se quejó por el repentino golpe en su mejilla.
El Omega se giro rápidamente viendo a Yibo con una mano en su ahora roja mejilla.
— L-Lo siento...yo... – se sentía avergonzado por haberle dado el golpe.
— No te preocupes.
Zhan simplemente se quedo en silencio.
— Vamos – Yibo se levantó de la cama.
— S-Si.
Luego de cambiarse por otra muda de ropa, Alfa y Omega se dirigieron hacia el comedor en el cual ya estaba la Familia Xiao reunida.
— Buenos días cariño – saludó la Madre del Omega.
— Buenos días Mamá, Papá – Zhan saludó a sus progenitores.
— Buenos días Señor y Señora Xiao – Yibo no sabía que decir así que solo había optado por saludar de igual manera.
— Oh, ¿Cuál es el nombre de tu novio? – La Señora Xiao dirigió su mirada al avergonzado Omega.
Antes de que pudiera responder alguien más se le adelantó.
— Mi nombre es Wang Yibo. Mucho gusto.
— Esposo mío ¿Escuchaste eso? Es un Wang – los tres jóvenes en el lugar estaban confundidos.
¿Un Wang? ¿A qué se referían con eso?
— Calma mujer – dirigió su mirada hacia Yibo – Así que un Wang, que pequeño es el mundo – el tono del Señor Xiao era ¿melancólico? Ninguno de los tres lo sabían con exactitud.
— Vengan, vengan hay que desayunar ya.
Yibo y Zhan obedientemente se dirigieron hacia donde la Omega les indicaba.
Así pasaron el desayuno entre risas y conversaciones cómodas, la Familia Xiao acepto a Yibo con mucha confianza, como si se hubiesen conocido desde hace tiempo atrás. Pero en la mente de dos personas aún seguía la misma pregunta.
