XIV "El peligro de las sombras"

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Verónica siempre encontró absurdo cuando veía en una novela sobre los amantes que lloraban mares de lágrimas al separarse de sus enamorados por tan sólo unos días...

Pues ahora realmente se sentía una estúpida por estar al borde de la nostalgia de no tener a la rusa a su lado.

Mientras tan sólo habían pasado horas y aunque en el día Camila trató de distraerla, su mente siempre divagó en la pelirroja.

Y al tener que madrugar para acompañar a su amiga en su primer día de trabajo como la nueva asistente de Pepper, debió tomar algo para poder consolidar el sueño y dejar de revolverse de un lado otro en la cama, ya sin tapas por todas estar regadas en el suelo.

¿Cómo estaría la rusa?...

¿Estará durmiendo ya?...

¿La habrá extrañado como ella?...

¿Sentirá esa opresión en el pecho mientras la piensa?...

Se preguntó al sus párpados alfín pesarles y caer envuelta en los brazos de Morfeo.

Verónica había llegado temprano a las instalaciones por petición de Fury para instalar el nuevo sistema de seguridad, cuando al comprobarlo en cada estación, se topó con la sala de entrenamientos donde su atención no pudo evitar perderse al divisar una cabellera rojiza.

Natasha estaba en el cuadrilátero con dos agentes, incluyendo a la chica quien le robó el traje para infiltrarse en Shield.

La rusa se puso en guardia mientras el par de oponentes se le acercaban juntos, uno de cada lado, para la pelirroja en un rápido y delicado movimiento, esquivó sus golpes como sus patadas, con una única gracia.

Las llaves iban y venían mientras su cabellera roja se movía en sincronía de cada uno de sus letales pasos, donde ni siquiera Kafka con Un artista del trapecio podría describir la perfección del verdadero arte de Natasha Romanoff luchando, e iba mucho más allá de las conocidas tácticas, donde no podía ni nombrar la mitad de las que sabía la rusa pero estaba segura que si su época hubiera sido otra, Nat se habría convertido en una guerrera de alto renombre, superando a cualquier samurái o vikingo e incluso si hubiera nacido en grecia antigua, cantarían canciones en su nombre.

Ni hablar de sus adversarios que cayeron al suelo agotados y golpeados mientras una sonrisa soberbia como burlesca se instalaba en sus perfectos labios.

Era todo un espectáculo el verla, mucho mejor que cualquier obra de teatro o lo que una poesía pudiera relatar.

Nat era perfecta y cada día que pasaba lograba enamorarla mas...

Mientras aún en el avión una rusa dormía tras horas de insomnio por haberse quedado pensando en la menor de los Stark.

Natasha había llegado temprano a la mansión por unos papeles en cuanto percibe una conocida melodía que gatilló en su dolorosa infancia, "comptine d'un autre été", donde siguió el sonido con una punzada en su pecho que iba aumentando a cada paso de daba.

|| Kilig___Natasha Romanoff || [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora