|| Kilig___Natasha Romanoff || [FINALIZADA]

XVII "Ángel De La Muerte"

Natasha se había infiltrado sin mayores problemas en una de las sedes de Hydra donde tenía que sacar información al hackear el sistema y pasarlo a un usb, pero su mente estaba distante mientras las palabras de la menor no salían de su mente.

Todo había cambiado desde que conoció a la Stark menor, una chica inteligente, intrépida, soberbia y voraz se un lado mientras de el otro era tímida, dulce, graciosa y tierna.

No le encontraba defecto alguno, lo que sólo aumentaba la inseguridades al Verónica poder estar con alguien mucho mejor que ella, una persona que le entregue todo el amor que necesita y la cuide como merece en verdad. No una agente que le trae más penurias que alegría, no alguien con un pasado tan oscuro...

Temía y ansiaba su propuesta, fallarle a la persona que se había convertido en su anclaje a tierra era todo lo que más temía como confiar en esa vida de ensueño que le mostraba para despertar un día y no tenerla. Mientras por el otro lado ansiaba ganar más de esos momentos juntas sin tener que romperlos por alguna misión, le encantaría ver a la castaña despertar cada día mientras frunce la nariz y balbucea entre sueños que la deje dormir, sentir sus caricias en el rostro como si fuera su más grande tesoro, sus palabras de apoyo y afecto en sus malos días, los que acompaña con un gran abrazo, sus bromas y travesuras en venganza cuando quería conseguir algo, hacer el amor cada día y a cualquier hora, tener largos baños que lleven a otra cosa y quedarse viéndola mientras estudia un nuevo problema.

——Nat——exclama Verónica al palidecer, asustada al ver a Natasha sangrar del abdomen—¿Qué ha pasado?

——Se me debió abrir la herida

——¿Por qué no me dijiste que estabas mal?——regaña la castaña——ven conmigo——exclamó al rodearla suavemente del lado contrario de su cintura y poderla ayudar a caminar hasta su laboratorio

——V, no es nada, tranquila——murmura la pelirroja al verla temblar ligeramente en buscar los utensilios necesarios

——Estás roja y caliente—— murmura al tocar su frente——pudiste haber cogido una infección y por eso la herida se abrió

——Pero al parecer hay una sexy enfermera dispuesta a atenderme, ¿No es así?——sonrió socarrona y la menor corresponde al acercarse

——Me avisas si te duele——susurra al sacar la gasa con sumo cuidado que ni siquiera sintió cuando lo hizo, y limpió la herida mientras hacía presión de la misma forma, como si estuviera tratando al más delicado cristal

Para al terminar de atender su herida e inyectarle un antibiótico como ponerle compresas frías hasta disipar la fiebre, la ayuda a ir a la cama y dejarle un arsenal de películas mientras le preparaba un caldo de pollo en que recuperara las fuerzas.