es tan lindo el amor cuando es mutuo y real.
cuando los sentimientos te invaden el cuerpo y se te entumecen las extremidades, cuando no podes parar de pensar en una persona por muy lejos que esté, por muy recientemente que la hayas visto.
y mi problema era ese.
yo te quería ver incluso cuándo apenas te habías ido.
yo te buscaba bajo las sábanas los domingos por la noche cuando aún tu lado de la cama estaba caliente y conservaba ese perfume que yo llevaba impregnado en mí cómo lo más preciado.
ciertamente ya no lo recuerdo, sólo sé que era dulce como el roce de nuestros labios después de un beso agitado.
no sé si alguna vez volví a sentir algo tan intenso, pero estoy seguro que nunca nadie me hizo sentir ni un cuarto de bien como vos cuando me abrazabas por la cintura y enterrabas tu cabeza en mi pecho, que estallaba en millones de latidos por segundo y se convertía en un carnaval.
todo se asemejó a vacío después de eso.
nunca pude volver a sentirme completo y te culpo exclusivamente a vos, por mostrarme lo que podríamos haber sido juntos y arrebatarme todo eso y más en un segundo, como si jamás hubiera valido nada y nuestros corazones no estuvieran entrelazados, como si todo hubiera sido idea mía y en realidad los domingos de caricias sólo eran producto de mi imaginación y tu perfume, un vago recuerdo de alguno que había olido alguna vez en las muestras que reparten afuera de las perfumerías de los shoppings.
no me diste ninguna explicación, simplemente de un día a otro éramos desconocidos y a mi me tocaba fingir que no extrañaba la suavidad de tu pelo o los mensajes de "edtas?" a las 5 de la mañana cuando ya te habías cansado de bailar sola en el boliche y tu sistema no resistía más alcohol.
ciertamente aún los espero por muy ingenuo que suene, porque muero por volver a ser yo a quién buscas cuando te sentís sola, cuando te drogas y sos la versión más real de vos misma.