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te perdí un domingo.
me encantaría hacer el relato más dramático añadiendo descripciones como nublado o de lluvia, pero sería mentir encarecidamente, aunque solo vos y yo sepamos los detalles de nuestro encuentro.
era un día de diciembre, hacía calor y el sol estaba brillante. no me hablabas, no me saludaste con un beso, simplemente te dedicaste a caminar en silencio hasta el lugar en el que tantas veces estuvimos sonriendo, ajenos al peso del mundo que en ese momento comenzaba a caer sobre nosotros.
intenté hacerte sonreír pero fallé, casi como de costumbre, así que también caminé sin hablar detrás tuyo, observándote con la sensación de vacío que hasta el momento desconocía, y que ahora es mi fiel compañera.
no sé si puedo decir que lo presentía, pero sabía que lo que pasara no iba a ser algo bueno.
te noté perdida. por lo general eras bastante colgada pero ese día parecías sencillamente en otro mundo emocionalmente, y yo deseaba estar al lado tuyo.
pero debía conformarme con tu versión física que se acomodaba en el pasto delante de mí y me miraba esperando que me sentara también.
hasta el momento no me había percatado del daño que te hacían los problemas que teníamos, eras y siempre fuiste distinta a mí.
yo me enojo y al rato se me pasa y me olvido completamente del problema, vos fingís perdonar pero la situación te atormenta por las noches y la herida se mantiene abierta, no cicatriza.
o al menos así era cuando te conocía.
me miraste sentarme, levantaste tu vista al cielo, suspiraste y empezaste a llorar.
siempre te decía que me gustaba verte llorar, porque tu carita hinchada y tus ojos aguados tocaban una fibra en mí que me daba vuelta todo.
pero ese día la angustia me invadió cuando te rodeé con mis brazos y sentí tus lágrimas humedecer mi remera azul.
esa que me regalaste en nuestro primer san valentín.
hablamos mucho y no recuerdo bien mis emociones.
sé que me enojé, te culpé por no querer arreglar las cosas, no entendí como era posible que si me amabas no me quisieras a tu lado en el futuro.
sé que te dije que no te iba a olvidar y acá estoy, cumpliendo mi promesa.

vacío; croDonde viven las historias. Descúbrelo ahora