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intento explicarle a mi psicólogo la quemazón que siento en el pecho cuando el aleatorio de spotify pone la que era nuestra canción.
habíamos intentando cambiarla muchas veces, pero ninguna tenía el mismo significado para nosotros, ninguna se comparaba.
recuerdo que solía avergonzarte que no fuera para nada romántica, y a mi me gustaba molestarte poniéndola en las historias de instagram que subía con vos.
tantas canciones te dediqué que ahora se me hacen imposibles de escuchar, me atormentan los recuerdos y la sensación de tenerte conmigo, que se desvanece en cuanto la canción termina y la cola de reproducción continúa, sin reparar en la herida abierta que hizo sangrar.
te extraño en las situaciones más estupidas, más comunes, te extraño cuando veo un tweet que me lleva a pensar en vos, deseando pasártelo y recordando que  hace mucho que me los tengo que guardar para mi mismo.
te extraño cuando me siento en la parte de atrás del colectivo y mi mente se transporta hacia esas noches que volvíamos en el 56, cada uno con un auricular, sonrientes como nunca después de una tarde de besos en público, molestando a los demás cantando la canción que sonara de tu celular. recuerdo quedarme embobado mirando y escuchándote, porque tenías un don para aprenderte las canciones a la perfección a pesar de haberlas oído pocas veces.
te extraño cuando estoy llegando a mi casa y mi mirada se dirige casi de forma automática hacia aquel pasillo que fue testigo de nuestro amor, nuestras peleas, nuestras reconciliaciones y de nuestra despedida.

vacío; croDonde viven las historias. Descúbrelo ahora