II. El extraño

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Aún era temprano, eran como las 5:00 de la tarde.
La banca estaba colocada en un lugar muy cómodo, a un lado había un árbol cuyas hojas generaban una sombra muy amplia justo donde estaba sentado, además el aire que llegaba era el idóneo para la ocasión.

Pasaban muchas personas obviamente, pues era una avenida. Por mi parte continuaba pensando en lo que escribiría pero algunas personas llamaban mi atención, ya fuera porque eran atractivos o tal vez porque se me hacían parecidos a alguien cercano, en algunas ocasiones me llamaba la atención su forma de vestir u otras veces su pelo.

Por un momento bajé mi cara al suelo, al alzarla me percaté de que había una chica hermosa en la banca de enfrente. Debido a que la altura de la carretera era amplia no podía ver muy bien a detalle su rostro, por lo que la miraba fijamente; en eso, sentí que empezó a sospechar que la miraba, así que comencé a desviar mi cabeza y a observarla de soslayo, esto para no incomodarla.

Su pelo era castaño, era lo principal que llamaba mi atención, también pude notar que tenía un labial rojo intenso el cual se le veía muy bien.
Me dio tristeza porque no me animaría a hablarle, no tenía motivo pues era un extraño, eventualmente se iría y quizás no la volvería a ver.

Al poco tiempo un señor se sentó en una banca detrás de ella, estaba a un par de metros pero la miraba con atención. Pude notarlo y me dio mala espina, mi intuición me decía que era algo con malas intenciones.

Cuando percibí que la chica ya se iba me alisté para cruzar la calle, estaba esperando a que el semáforo cambiara a rojo y en eso la chica se fue, el señor también se levantó y fue hacia la misma dirección que ella, sentí una preocupación, estaba a punto de pedir ayuda cuando el señor dio un giro hacia una tienda de autoservicio que se encontraba por el rumbo, la chica continúo caminando recto.

Después de ver eso respiré profundamente ya que me había preocupado demasiado. Aproveché en ir a la tienda donde había entrado el señor, para comprarme una bebida...

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- ¿Un agua o tal vez un refresco? -, no tenía idea de qué escoger, tardé aproximadamente un par de minutos en elegir mi favorito, un Sprite.

Cerré el refrigerador y en eso entró un señor con gafas y ropa holgada, solo escuchaba que gritaba pero no entendía muy bien lo que decía, de repente sacó un arma y le apuntó a la cajera, allí me di cuenta de que era un asalto.

- Rápido, dame todo el dinero - le dijo a la cajera el ladrón,
a los pocos clientes que estábamos nos volteó a ver y mencionó,
- ustedes agáchense -,
dos señores y yo nos pusimos en posición fetal, pero el extraño, el que pensé que estaba persiguiendo a la muchacha, él se quedó parado y vi que el ladrón se acercó y le dijo mientras le apuntaba, esta vez más enojado,
- siéntate o te disparo, desgraciado -,
El señor se quedó mirándolo fijamente, no tenía vida su rostro, no desprendía miedo.

El semblante del ladrón cambió, pareció que se incómodo,
- eres un maldito con suerte - le dijo el ladrón al señor, se dio la media vuelta y tomó su bolsa con el dinero, salió corriendo.

Todo había pasado muy rápido, sucedió en poco mas de un minuto. Era mi primera experiencia en un robo, y sin dudarlo lo recordaría en un gran rato.
Un policía llegó al poco tiempo, nos hizo unas breves preguntas y después continuó hablando con la cajera la cual estaba más asustada que nosotros (era entendible, le habían apuntado con un arma).

El señor que se había rehusado a agacharse se llamaba Jorge, o al menos eso fue lo que dijo. Mientras hablaba se veía y escuchaba tan robotizado; es decir, su voz y sus expresiones faciales no expresaban sentimientos, incluso no podía apreciar algún tipo de acento en su forma de hablar, jamás había escuchado esa modalidad.
Algo que resaltaba en su jerga era que tenía problemas con la pronunciación de las "r", como si su frenillo estuviera corto.

Por un momento me miró fijamente, por lo que yo me volteé para no sentirme más incómodo, fue algo realmente terrorífico. Después de un rato nos sacaron de la tienda, no nos vendieron nada, el policía se quedó hablando con la cajera y con un señor que llegó.

Eran las 6:10pm cuando salí de allí, el señor extraño caminó y lo iba perdiendo entre la gente pero algo dentro de mí me decía "síguelo", tenía tanta curiosidad de saber a donde se dirigía. Intenté encontrar otra cosa mejor que hacer pero preferí averiguar hacia donde era su destino.

Por breves momentos se quedaba a observar cosas como si nunca las hubiera visto, miró a un perro defecar y a una fuente por tres minutos, se daba cruces de calle muy extraños, y le compró a un vendedor ambulante 35 pulseras como si fuera un turista, el problema es que un turista no compra tantas pulseras, - o al menos uno normal no -.
Cuando estaba listo para irme porque me di cuenta de que estaba perdiendo mi tiempo, el sujeto entró a un barrio extraño (como él).

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En si no era tan extraño el lugar, el problema es que había muchas casas abandonadas por ese rumbo, lo cual hizo que se creara una leyenda.

Se decía que las casas estaban malditas porque en tiempos antiguos habían matado a varias personas en ese lugar, y posteriormente se construyeron esas casas; en fin, aunque sí creía en eso mi morbosidad era más grande.

El señor continuó caminando, pensé que entraría a una casa habitada pero no, entró a una abandonada...






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