A la mañana siguiente, me levanté y salí de casa en dirección al punto donde Remy yo quedábamos todas las mañanas para ir juntos al instituto. Me preocupó el hecho de que no apareciera. Llevaba quince minutos esperando y, para Remy, o más conocida como doña puntualidad, aquello era muy extraño.
Así que decidí pasarme por su casa. Llamé a la puerta, y su padre abrió.
- Ah, hola, Sam. ¿Qué tal?
- Muy bien, Gracias, señor Stacey. ¿Sabe dónde está Remy? Habíamos, quedado para ir al instituto, como todos los días, pero hoy no la he visto y...
- Vaya, es verdad. Se me había olvidado. Me ha dicho que te dijera que hoy la acompañaría ese chico..., sí, Riley.
- Oh, bueno vale, pues... hasta otra.
- Adiós, Sam.
No podía creerlo. Llevábamos años yendo juntos al instituto por las mañanas. Fue aparecer ese tío y cinco años de tradición por la borda... Pero bueno, qué remedio. Remy era realmente una chica fantástica, y la quería. Y eso significaba que la apoyaría en lo de Riley, me gustase o no. Ambos eran buenas personas, y si aquello acababa funcionando y jamás tenía otra oportunidad para decirle la verdad a Remy... Digamos que me lo habría ganado. Por cobarde.
Ese mismo día, a la hora de la comida, vi al tío de los consejos del día anterior. Justo en el sitio que había dicho que estaría. Y la verdad es que me resultó algo siniestro, pero la cuestión es que me dirigí hacia él.
- ¿Iba en serio lo de ayer?-pregunté-.
- Por supuesto, ¿qué dices? ¿Te apuntas?
- No.
- ¿Cómo dices?
- He dicho que no. Remy es mi mejor amiga, y yo su mejor amigo. Y, como tal, le apoyaré en lo de Riley. Está decidido.
- Bueno, vale. Como quieras. Aunque, de todas formas, ya he reservado horario para el paintball.
- ¿Cómo?
- Ya me has oído. El sábado, a unos pocos kilómetros del pueblo. Una montaña entera de tiros y diversión.
- Ni de coña. Primero, no te conozco lo suficiente, segundo es peligroso y tercero...
- Será divertido.
Miré a aquel chico. Realmente se le veía ilusionado, aunque no tenía ni idea de por qué. No sé ni siquiera por qué lo hice, pero la cuestión es que acepté.
- Está bien, lo haré.
- Menos mal, porque Remy y Riley, incluso Rachel ya me habían dicho que sí. Todos se han apuntado, y habría sido una lástima si tú no hubieras querido ir.
Francamente, por aquel entonces no tenía la más mínima idea de con qué propósito había hecho aquello aquel chico, y mucho menos de cómo lo había logrado. Pero bueno, tan sólo sería como una quedada de amigos normal y corriente. Sólo que con un chico que apenas conocía aún, otro que estaba saliendo con la chica de la que estaba enamorado desde hacía años, la chica en cuestión y Rachel, a la que supuestamente le gustaba y cuya mirada, siempre fija en mí, me ponía de lo más nervioso (una buena chica, aunque algo peculiar)... Y con el objetivo principal de liarnos a tiros entre nosotros. Ciertamente, sonaba bastante divertido.
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Desde el lago
RomanceSam Sturman, alumno de último año de instituto en un remoto pueblo de la Columbia Británica (Canadá), lleva enamorado de su mejor amiga Remy desde el día en que la conoció. Unos cinco años y medio después, ella ni siquiera se ha enterado. Pero con l...