Desde el lago (Capítulo 13)

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Así que Remy y yo seguimos a Riley hasta el instituto. Incluso desde fuera podía oírse la música, que en aquel momento protagonizaba Katy Perry con su "Firework".

Conforme íbamos avanzando por los pasillos hacia el salón de actos (donde era el baile), me fijé en la gran cantidad de decorados que había puestos. Aquello me hizo pensar que, sin duda alguna, los responsables se lo habían currado. Y no en vano.

A mitad camino, Riley se detuvo para abrir una taquilla. Y me sorprendí al ver lo que sacó de ella: mi traje. Sí, el que se suponía que estaba en el armario de mi habitación, muerto de asco. ¿Cómo lo habrían hecho?

No me hizo falta preguntarle demasiado acerca de aquello. Fui a los servicios y me cambié allí. Cuando salí, Remy se dirigió hacia mí.

- No está mal-dijo, ajustando mi corbata-. Pero quizás si arreglamos esto... Ya está, así perfecto.

- Eh, chicos...-decía Riley, sin duda agobiado-.

- Sí, ya vamos-dijimos Remy y yo-.

Llegamos al salón y, aunque ya me lo esperaba, nadie se sorprendió de ver que estábamos juntos. Eché un vistazo por la sala para ver si veía a Jake (de quien no sabía nada desde lo del restaurante), y lo acabé encontrando buceando en un plato de lo que parecían gambas. Y casi literalmente. La verdad es que me dio algo de pena porque parecía ser el único en todo el lugar sin pareja, pero daba la impresión de que a él aquello le importaba más bien poco (de hecho, no lo veía tan contento desde que acepté en lo del paintball). 

Había gente por todas partes: profesores, padres, parejas de alumnos... e incluso vi a Willow, la hermana pequeña de Remy, quien me saludó con cierta complicidad. Como si ella supiera también de qué iba todo aquello.

Alcé la vista y distinguí a Rachel, subida al escenario y con un micrófono en la mano. En cuanto nos vio, dijo:

- ¡Vaya, menos mal! Ya empezaba a pensar que no vendríais. Veréis, yo...-dijo, dirigiéndose al público. La gente dejó de hablar para escucharla-. Me gustaría que la banda tocase una canción para mis dos amigos, Remy y Sam. Querría dedicarles...-dudó, como si lo hubiera olvidado-. "You're still the one", de Shania Twain-dijo, sonriendo y mirando hacia nosotros-. Espero que os guste.

La música comenzó a sonar.

Hasta el momento estaba bastante tranquilo teniendo en cuenta la situación, pero el hecho de que la música comenzase a sonar, y tener al menos a tres cuartas partes del instituto mirándonos... Aquello pudo conmigo.

Sin embargo, Remy pareció notarlo. Se acercó a mí y me dijo:

- No te preocupes, Sam. No te pongas nervioso. No es la primera vez que bailamos juntos, ¿no? 

- Sí si hablamos de un baile en pareja.

- ¿Y qué me dices de aquella coreografía que tú y yo montamos de esa canción de Green Day..., Holiday, ¿no?

- Ah, sí-dije, riendo-. Ahora lo recuerdo.

Y no mentía. Cómo olvidar aquellas maravillosas tardes de verano grabando vídeos de los más absurdos con coreografías peores aún.

"When I first saw you"-sonaba la música-.

- Si hay algo en lo que nadie te supera, Sam Sturman, es bailando. Simplemente déjate llevar, y muestra el bailarín que tienes dentro.

"I saw love"-.

Y lo más sorprendente de todo es que lo hice. La miré a los ojos, aquellos preciosos ojos que incitaban una paz y seguridad, confianza en uno mismo... Y amor. Sobre todo, amor.

"And the first time you touched me I felt love"-.

Cogí su mano derecha con mi izquierda, mientras yo ponía mi otra mano a la altura de su cintura y ella apoyaba su otra mano sobre mi hombro derecho.

"And after all this time..."

Y en tan sólo un par de segundos, los miles de inolvidables momentos vividos a su lado desde el día en que la había conocido pasaron ante mí, fugazmente pero con una gran intensidad. Estaba viviendo la noche más feliz de mi vida, y el nerviosismo dejó paso a la felicidad y la inmensa alegría por todo aquello. Ella me sonrió. Dio un paso hacia atrás y luego yo otro hacia delante.

"You're still the one I love".

Y bailamos. No sé durante cuánto tiempo, pues perdí la noción (quién no lo habría hecho en mi situación). Pero fue maravilloso, fantástico. La cantante de la banda cantaba (qué cosas, ¿verdad?) la canción mientras sus compañeros la ayudaban con diversos instrumentos. Las otras parejas nos aplaudían y se iban incorporando al baile. No obstante, al final del todo volvieron a dejarnos solos. 

"I'm so glad we made it".

El gran final se aproximaba, aunque habríamos estado allí bailando para siempre. Llegado el momento, la dejé caer suavemente sujetándola con ambas manos. La dejé así un par de segundos y luego la incorporé. Nos quedamos el uno al lado del otro, y nos inclinamos ante nuestros espectadores, quienes comenzaron a aplaudir como nunca lo habían hecho. Remy y yo nos pusimos uno enfrente del otro. Nos sonreímos una vez más, y acercamos nuestras caras.

"Look how far we've come my baby".

Y nos besamos. Si ya había perdido la noción del tiempo con el baile, no podéis imaginaros con el beso. Fue algo mágico, un beso dulce, romántico, casi perfecto... No, totalmente perfecto. Fue como si el mundo se hubiera parado a nuestro alrededor, como si el tejido mismo del tiempo hubiera decidido detenerse para hacer que fuera eterno, que jamás terminara.

Finalmente, ambos separamos lentamente nuestros labios. Sonreímos de nuevo.

- Ey, chicos-nos dijo uno de los fotógrafos-. ¿Os importa que os haga una foto de pareja, para el anuario?

- Claro-dijimos los dos, casi al unísono-.

Y estuvimos encantados de dejar que aquel potentísimo flash nos dejara casi ciegos, inmortalizando aquel momento. 

Buscamos a Rachel y Riley y les dimos las gracias por todo, y les pedimos a ellos y a Jake que nos acompañaran para hacernos una foto de grupo. En los siguientes bailes a lo largo de la noche, Jake tuvo el indescriptible honor de bailar con Willow, quien aceptó encantada. Bailamos, cantamos y nos divertimos como nunca. 

Fue una noche inolvidable.

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