𝐒 𝐔 𝐏 𝐄 𝐑 𝐌 𝐀 𝐑 𝐊 𝐄 𝐓ෆ┊JayWon

𝐭 𝐰 𝐨

—Jay, me llamo Jay Park —respondió finalmente el pelinegro, mirándole con una suave sonrisa.

Jungwon murió por dentro, tenía una sonrisa demasiado hermosa para ser verdad.

—No hacía falta que me lo dijera si no quería —el castaño desvió la mirada, estaba tan avergonzado.

La sonrisa de Jay se ensanchó, el chico que frente a sus ojos era de lo más tierno y educado.

—Eres adorable —fue lo único que respondió.

Jungwon miró al empleado nuevamente, sentía un ardor desmesurado en sus mejillas. Tragó saliva y se le escapó una risilla nerviosa mientras se llevaba la mano derecha a la nuca, siendo aquel gesto de pudor.

—¿Qué cosas dice? —intentó sonreír, pero, pobre de él, estaba tan avergonzado que sólo logró esbozar una extraña mueca.

—¿Qué edad tienes? —lo ignoró el otro, alzando una ceja de forma curiosa.

Jungwon se sorprendió por la forma tan repentina en la que se le había dirigido la pregunta. De todas formas, carraspeó y le respondió.

—20 años, ¿Y usted? —le sonrió al agradable chico, poco a poco dándose cuenta, de que quizá el ridículo que había hecho minutos antes había valido la pena.

El pelinegro abrió excesivamente los ojos y se apresuró a hacer un par de reverencias.

—Oh Dios mío, perdón, perdón, perdón, pensé que usted era menor que yo —dijo el menor, sus mejillas se habían pintado de un color carmín.

Un "Oh" en forma de murmuro se deslizó de los labios del mayor, quien estaba desconcertado por la situación.

—No te preocupes, yo también pensé que eras mayor que yo —sonrió ampliamente, queriendo hacerle saber con sus palabras y  gestos, que no había ningún problema.

El chico era lindo y su personalidad también. ¿Que más podía pedir?

—Bonitos hoyuelos —habló Jay de repente.

El castaño dejó de sonreír y se volvió sonrojar hasta las orejas. ¿Se podía saber cuando el menor iba a dejar de decir esas cosas que tanto le abochornaban?

—Tu eres más bonito —habló para si mismo, por lo que el contrario no lo pudo escuchar.

—¿Perdón? —preguntó Jay con algo de confusión en su voz.

—Decía que aún no sabes mi nombre, me llamo Yang Jungwon —mintió hábilmente, manteniendo una sonrisa sellada en sus labios. 

—Pues es todo un gusto, Yang Jungwon hyung —respondió el menor, asintiendo con levedad.

Le dio una de sus mejores sonrisas. Y sería mentir decir que Jungwon no pensó que era la sonrisa más hermosa que había visto.

—Lo mismo digo, Jay Park —dijo para después despedirse e irse de la tienda con una sonrisa plasmada en su rostro que probablemente se mantendría intacta en los próximos tres días.

Decidió que a partir de aquel momento iría a hacer la compra todos los días.

Después de todo, comprar no era tan aburrido, ¿cierto?