CAPÍTULO 2

1.4K 199 5
                                    

Zee gimió para sus adentros cuando salió de su casa y vio a Saint parado en el lado opuesto de la carretera luciendo como un ángel perdido.

Había hecho todo lo que podía para evitar a Saint y a Perth desde que los conoció.

No estaba preparado para tener un compañero, y mucho menos dos. Él no estaba en condiciones de tener pareja. Su vida era demasiado caótica, demasiado peligrosa.

Las parejas complicaban las cosas. Dos compañeros harían el doble de problemas. No importaba lo mucho que quería reclamarlos. Y, dulce misericordia, él quería.

Simplemente no podía pasar.

Zee se encogió al pensar en los peligros que les podrían acontecer a Saint y a Perth si los reclamaba. Sería su peor pesadilla hecha realidad.

Pero, maldita sea si los ojos de Saint no eran la encarnación de la tentación. Miró a Saint por un momento, tratando de luchar contra el impulso de ir tras del pequeño hombre sexi y reclamarlo. Su lobo estaba gruñendo y arañándolo, exigiéndole hacer precisamente eso. Y era todo lo que Zee podía hacer para rechazarlo.

La mayoría de las veces, no podía.

Su lobo era más fuerte, uno de los más fuertes en su familia. Cuando cambiaba, su lobo se hacía cargo y siempre marcaba un camino directo a la puerta de Saint y Perth, haciendo caso omiso de cualquier protesta que Zee tenía acerca de ir a cualquier lugar cerca de los dos hombres. Sólo por pura voluntad había sido capaz de mantener su distancia.

Y era aún más difícil cuando uno de los objetos de su deseo estaba de pie justo frente a él. Zee apartó la mirada de Saint y se dirigió rápidamente a su camioneta. Abrió la puerta y arrojó la bolsa al interior. Justo cuando empezaba a subir, oyó un pequeño ruido detrás de él. Sabía exactamente lo que iba a encontrar cuando se dio la vuelta y dejó caer los hombros.

«No te rindas. No te rindas».

—Tengo que ir a trabajar, Saint —dijo sin volverse.

—¿Por qué no nos reclamas?

La cabeza de Zee bajó a su pecho mientras se agarraba al marco de la puerta, sintiendo una gran cantidad de pesar envolverlo. —Saint, no tengo tiempo para hablar de esto ahora. Tengo que ir a trabajar.

«Y tengo que alejarme de ti antes de que haga algo de lo que me arrepienta».

—Sólo tienes que responder a mi pregunta.

—Saint…

—¡Contéstame, maldita sea! —Saint gritó mientras agarraba el brazo de Zee y tiró de él hasta que finalmente Zee se dio la vuelta—. ¿Por qué no nos reclamas?

—No es tan sencillo, Saint.

—Entonces, hazlo sencillo.

—No puedo, Saint. —Zee deseaba poder.

Toda su vida sería mucho más fácil si pudiera olvidar su pasado y seguir adelante, pero no podía. Lo angustiaba en cada momento. Zee, metió la mano rudamente por su pelo, sintiendo la frustración burbujear hasta que se desbordó.

Él no quería estar teniendo esta conversación ahora mismo, o en cualquier momento. Por eso había intentado dar lo mejor para evitar a Saint y a Perth.

Tenía cosas en su pasado que preferiría olvidar y, sin embargo, vivía con ellas todos los días de su vida. No podía escapar de ellas, y no podía poner en peligro a sus compañeros por reclamarlos. A veces, Zee se sentía como si fuera a perder la maldita cabeza.

ʜᴏᴍʙʀᴇ ᴇɴ ᴇʟ ᴍᴇᴅɪᴏ//𝒁𝒆𝒆𝑷𝒆𝒓𝒕𝒉𝑺𝒂𝒊𝒏𝒕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora