La Reina del Terror

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-Hola, buenas tardes. ¿Puedo pasar?.
-Claro, mi casa es su casa –Le digo a un joven bastante apuesto, debo admitir, de cabello muy negro y ojos tan verdes como la esmeralda que cuelga de mi cuello.
- ¿Ya sabe por qué estoy aquí no?
-Sí, Mason me dijo. La verdad no sé de qué manera fue a parar mi manuscrito a las manos del ministerio. Aun me lo sigo preguntando.
-Bueno, el hecho es que lo tenemos y quisiéramos, sobre todo, algunas respuestas. Mi nombre es Picnerius Blade, soy el Guardián de la Biblioteca del Ministerio.
-O sea, es un squib frustrado por no saber hacer magia y con tal de estar un poco cerca del mundo mágico decidió ser el mediocre bibliotecario de una oficina mugrosa del ministerio –Disparé con sorna y el tipo solo se rio en mi propia cara. Patético.
-Bastante bien señorita Lestrange, es usted muy perceptiva –Suelta y aun no logra dejar de sonreír del todo, algo me dice que este señor y yo nos llevaremos muy bien. Saca un cuaderno con la tapa color rojo sangre de su bolso y empieza a hojearlo lentamente, lo reconozco de inmediato, es mi manuscrito. –La semana pasada este pequeño cuaderno fue llevado hasta mi oficina para que lo revisara a ver si era una especie de horrocrux, sabes que últimamente están muy de moda. Soy experto en reconocer artilugios mágicos, a pesar de que soy solo un ¨frustrado squib¨.
-Oh claro, meritorio de su parte –Hago un gesto para que continuara luego de mi pequeña interrupción y me vuelve a sonreír, tiene una sonrisa muy bonita.
-Pues sí, comencé a leer su manuscrito y me impresionó mucho lo que hay escrito aquí. ¿Esto es ficción?
-Todo lo que hay plasmado ahí es el resultado, ni más ni menos, de mi asombrosa vida. –Sentencio y vi como esos lindos ojos color esmeralda brillaron por un momento.
-¿Quién es usted en realidad? No puede ser con sus recién cumplidos 28 años haya hecho tantas cosas.
-Mi nombre es Lenia Lestrange, he sido muchas cosas en esta vida, para empezar el resultado de una pasión morbosa entre mi padre mago y una mesera muggle; prefecta de Slytherin a la corta edad de 13 años, la golpeadora más joven de mi casa en toda la historia del Quidittch, hacedora famosa de varitas, cazadora de animales fantásticos, domadora de dragones, y por ultimo aurora de excelencia del Ministerio de Londres.
-Es que es simplemente increíble, quien diría que con su aspecto tan delicado pudiera ser alguien de tantos talentos. –Dice esto con verdadera admiración mientras me siento en la mullida cama que está en la esquina de esta pequeña habitación.
-La verdad es que sí, mi vida solía ser muy entretenida
-Hasta que dejó de serlo presumo, y por tal motivo te ganaste una larga estancia en este hermoso sitio. –Me sonríe y no logro evitar regalarle una amplia sonrisa también, me agrada. Comienza a hojear nuevamente mi manuscrito y se detiene casi al final del libro. Se aclara un poco la garganta y con su gruesa voz comienza a leer:

1, 2. 7…15 personas tengo ante mí, pero no, no son personas, son más bien escoria humana, aberraciones de la naturaleza, sucios y repugnantes muggles. Me divertía ver como cada boggart que mis mascotas veían (así los llamaba), se convertían una y otra vez en mi propia imagen. Los dementores que se habían unido a mi disfrutaban cada noche con el festín que les proporcionaba, y los cadáveres de los que más aguantaban mis torturas eran convertidos en Inferi, así logre reunir a mi propio ejército personal. A diferencia de lo que pueden llegar a pensar JAMAS derrame una sola gota de sangre por mis propias manos, no, nunca llegue a asesinar, tenía que dormir bien en las noches y eso no me lo permitiría (irónico, lo es). Mis aliados se encargaban de ese tipo de trabajos, les daba a ellos ese placer. Con el tiempo se descubrió mi pequeño pasatiempo y por tal motivo mi humilde hogar ahora esta reducido a cuatro paredes dentro de la prisión de AZKABAN.

-Entonces nunca llego a asesinar. –Detiene la lectura y pronuncia lentamente esas palabras, sigo sin dejar de percibir la mirada de admiración que me da
-No, la verdad es que la sangre me da asquito. –Digo y ríe sonoramente
-Si me da permiso puedo publicarlo por usted, creo que se vendería como pan caliente para aquellos amantes de las artes oscuras. Incluso podría ocultar su nombre si así lo desea, solo le garantizo que esto será un éxito mayúsculo.
-No lo dudo –Digo convencida de que tiene la razón.
-Nos veremos pronto mi Reina del Terror. –Se pone de pie y sale disparado por la puerta de mi diminuta celda de Azkaban.

Fin.

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⏰ Última actualización: Apr 07, 2021 ⏰

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