Fuimos a un lugar muy alejado de la ciudad, como un bosque. Caminamos hacía ese lugar y escuchamos los chirridos que se hacen al pisar las ramas. Me incomodaba un poco porque me sentía como en una película de asesino en serie, pero cuando vi el lago tan magnífico, brillante y mágico, todos estos pensamientos desaparecieron como el viento. Era hermoso.
Para mi sorpresa, estábamos parados allí disfrutando de la brillante luz del día y el canto de los pájaros acompañados de la brillante atmósfera, pensé.
-Bienvenida a mi escóndite favorito- habló emocionado como niño pequeño.
-Oh- abrí los ojos asombrada porque pensaba que llegamos aquí de pura búsqueda.
-¿No dirás algo más?-frunció el ceño algo confundido.
-Sí, claro que sí, este lugar es tan hermoso, la atmósfera que transmite es tan magnífica, no creo que haya una palabra que pueda describir lo perfecto que es este lugar- lo miré con aquel brillo en su mirar.
-¿Es hermoso, verdad?-asentí- Lo encontré justo ese día donde todo cambió desastrozamente para mí, tenía tantas ganas de huir y hacer cosas de las cuáles quizá ahora ni podría contarlas- sonrió apenado.
Entendía esa referencia y me dolía.
-Oye, es mejor que hubieras encontrado este lugar a que cometieras algo del cuál quizá hubiera roto a muchas personas- me le acerqué mientras tocaba su hombro.
-¿Tu crees?- su mirada transmitía tanto dolor, tristeza guardada que pedía ser ayudado.
Lo abracé por primera vez, me animé y me sentí valiente en poder sentirlo, tener nuestros cuerpos pegados. Incluso un abrazo simple pero reconfortante para los dos puede mantener nuestros cuerpos juntos, porque dejó que se acerque a él, su brazo acercó mi cuerpo a él, e hice lo mismo para hacerme entender que ambos lo necesitamos, pero no lo sabíamos.
El deseo de tenerlo a mi lado incrementó, y mis ganas de verlo todos los días también.
-Claro que lo creo Kaden, si hubieras realizado aquel acto-suspiré y proseguí- no te hubiera conocido.
No hubiera tenido la dicha de saber que era él ese niño de rasgos angelicales con mirada inocente cuán belleza reflejada en los rayos del atardecer se admiraba, pensé.
-Después de todo el infierno vivido y entre toda esa oscuridad que me llevó al abismo poco a poco, tú me miraste y hablaste- la tristeza y felicidad abundó en mi ser.
Me separé de él para poder observarlo y que nuestras miradas chocaran, sentir esa conexión en nuestro mirar era algo indescriptible que no podía expresar, tenerlo cerca y ver detalladamente ese rostro angelical y suave como la de un bebé que pedía ser rescatado del abismo donde la tristeza lo llevó y abundó en su ser haciendo de él, alguien totalmente distinto. Lo tomé de la cara con mis dos manos temblorosas mientras calmaba mi respiración y armarme de valor.
-No me arrepiento de haberlo hecho, no me arrepiento de haber sido yo la que te vió cuando nadie más lo hizo- lo miré fijamente ante su avellana mirada.
-Te lo agradezco mucho, hubiera deseado haberte conocido antes- agachó la mirada mordiendose el labio.
-No importa si me hubieras conocido antes o después, de todos modos yo notaría tu existencia porque sin buscarte, te encontré Kaden- mi corazón palpitaba tan rápido que sentía que estallaría.
Se acercó más y más, poniéndome más nerviosa que antes, y mis piernas comenzaron a temblar estúpidamente, como una celebridad frente a mí, y los labios eran tan atractivos que me tentaban. Son tentadores, malditamente tentadores.
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El color transparente del amor
Teen FictionDos personas que al parecer estaban destinados a encontrarse, pero a lo mejor a no estar juntos, nadie lo sabía, pero sin darse cuenta se volvieron a encontrar. Entra a leer mi libro para que descubras si es así o no. El destino quiere que nos volva...