Papá Primerizo « ToJin »

¿Papá primerizo?

Amor. Una palabra que no usaba desde hace años, el amor verdadero que sintió cuando tenía a su esposa a su lado, añorando y sonriendo por lo feliz que serían por la llegada de sus hijos.

Pero desgraciadamente las cosas nunca resultan como todos esperaban o en este caso como Jin lo esperaba. Su esposa era su mayor tesoro junto con sus hijos, hermosa y siempre con esa sonrisa que iluminaba su vida, su ser por completo pero cuando llegó el momento de traer a sus hijos al mundo, ella falleció, dejándolo solo y con sus dos únicos soportes que eran sus gemelos, Yuji y Sukuna.

- Bien... Papá tiene que comprar algo así que vamos en un aventura por las cosas para la comida - Habían pasado meses desde que su esposa le había dejado, su padre iba a visitarlo de vez en cuando o básicamente cuando Jin tenía que ir a trabajar, dejando a los bebés al cuidado del mayor.

Los gemelos Itadori. Las vecinas solian decir que eran muy hermosos pero ellas solo veían de esa forma a Jin, pues un padre soltero, en sus plenos años de juventud y con unos hijos pequeños, cualquier mujer con intenciones de ser la nueva esposa de Jin podía acercarse con la intensión de querer cuidar a los bebés.

Las compras fueron rápidas, más por los gemelos quienes se mantuvieron quietos mientras su papá hacia las compras. Para Jin, criar sólo a dos bebés era un caos o eso decían las y los que no lo conocían pero Yuji y Sukuna eran niños muy calmados, dormían juntos y sus alimentos eran los correctos.

- Bien, vamos por sus papillas y de regreso a casa ¿Bien? - dijo con entusiasmo pues ahí era cuando tenía más problemas, escoger las papillas para los bebés era un caos, y más cuando a Sukuna no le gustaba alguna y terminaba en el suelo.
Empujó el carrito de compras hasta el pasillo donde se encontraban las papillas y comenzó a escoger sin dejar de ponerle atención a sus gemelos.- Yuji, no duermas o también lo hará Sukuna - dijo con una sonrisa en los labios mientras sacaba celular para tomarle una foto a dos hijos.

- Disculpa

- ¿Si? - Un encuentro casual, dos padres que querían la felicidad para sus hijos, dos hombres que se quedaron solos con sus hermosos tesoros. Jin se giró para ver a cierto azabache, llevaba un bebé en brazos y lo curioso, o en este caso para Jin, fue la cicatriz que portaba el ajeno.

- ¿Podrías ayudarme? - Tōji le mostró lo que llevaba en su mano y Jin solo sonrió, le había pasado lo mismo al escoger los pañales para sus hijos.

Un hombre que se preocupaba por su esposa, un hombre que quería la felicidad de ella y de su futuro bebé por encima de la suya, un hombre que era fuerte pero que en ese momento se consideró patético.

Su esposa lo era todo, su hijo también y tenerlos a ellos era lo mejor del mundo pero repentinamente todo se fue al carajo, en un abrir y cerrar de ojos se encontraba sosteniendo a su pequeño hijo con la noticia que de su esposa había fallecido.

- Megumi... - El pequeño dormía en sus brazos sin saber que algún día la noticia llegaría a él.- Megumi... - volvió a pronunciar, limpiando sus lágrimas y jurando que protegería a ese niño.

Las noches de trabajo eran largas y a veces solo llegaba para ver a su hijo dormir, la niñera que se habían ofrecido era un chica muy amable, amiga de su esposa y quien cuido a megumi cuando ella estaba viva.

El día a día de Toji se resumía en trabajo y Megumi, bañarlo, darle de comer, cambiarlo y jugar hasta que esté se dormía o se dormían los dos.

Los meses habían pasado y con ellos el recuerdo de un amargo momento, si, su esposa viviría siempre en sus recuerdos pero no se lamentaria más pues tenía una razón para que no fuera asi.

Y esa razón era Megumi.

Sus compras eran normales pero al ser su día de descanso, decidido llevar a megumi con el. Le compraría muchas cosas a su hijo pues se las merecía por ser un niño bien portado para ser apenas un bebé.

El único problema era que la chica que era niñera de su hijo sabía como comprar sus pañales, y al no estar ella no sabía que hacer por lo que al ver a lo lejos al único papá y sus dos hijos pensó, (obvio es Toji) que el sabía que hacer, por lo que no dudo ni un minuto para acercarse y preguntar.

- ¿Disculpa? - No era algo de que avergonzarse, pero por un momento la sonrisa de ese hombre le había dejado ciego por un momento, era tan resplandeciente, como si de un sol se tratase.

Su corazón papitó en ese momento indicándole algo que Toji simplemente ignoró.

- ¿Si?

- ¿Podrías ayudarme? - Observó a los gemelos que traía en el carrito de compras y después a su Megumi, y en ese momento el respeto por criar a dos hijos creció en Toji, respeto por el hombre que recién conocía y que tendría un gran impacto en su vida.

- Si.

Y ahí estaba, esa sonrisa que hizo saltar su corazón.

Y en su interior, Tōji se repetía una y mil veces que no era Gay.

Típico de Tōji