La ciudad era un caos entre tanga gente, personas yendo y viniendo a cada segundo. Autos, adultos, niños, sonidos que no le gustaban y le provocaban dolores de cabeza.
En su tiempo estuvo en un pueblo apartado de tanto ruido de aquella cuidad, pero ahora regresaba para ver a sus dos grandes creaciones y también para ver al hombre que tanto amaba.
– Itadori Jin... ¿Qué haces con ese hombre?
Kaori o mejor conocido como Kenjaku veía a lo lejos como ese hombre con quien procreó a sus dos niños caminaba tomando de la mano a ese asqueroso animal sin una pizca de energía.
– Yuji, Sukuna.
Y sus dos hijos también se veían felices al lado de ese hombre.
Sonrió, dándose la vuelta para regresar por dónde vino pero dándole señales a ese hombre de que estaba viva.
..
– ¿Sucede algo Jin? – Toji también lo sintió, esa sensación de ser observado por alguien.
– Pensé que había visto a alguien pero creo que me confundí. – No, no era una equivocacion ya que conocía bien ese cabello, esa figura que en sus días fue inolvidable para él pues ella fue su mayor tesoro, pero ahora era diferente, tenía de la mano a un hombre maravilloso que le gustaba y recibía ese mismo amor de su parte así que no importaba, ya no.– Vamos.
– Si estás seguro... – Toji sonrió, volviendo su vista a su hijo mientras este jugaba con su nuevo peluche que Jin le había obsequiado por su cumpleaños.
– ¿Crees que se divertirán? Podemos llevarlos a los juegos después de esto, ¿Qué te parece?
– Me parece perfecto.
Eran una familia, una que nadie podía dañar.
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– ¿Gojo? ¿Te refieres a ese Gojo Satoru?– Si, muchos quieren a ese mocoso muerto y todos sabemos porque.– Shiu tomaba un descanso de todos los problemas en que lo había metido Toji tras su último encargo, mirando de reojo al ajeno quien mantenía su vista en los caballos.– Así que nadie más puede matarlo, solo tú.
– No puedo hacer nada.
– ¿Tú "esposo" no te deja? Creo que hablamos de eso hace un tiempo y te dije que ese hombre se metería en tu trabajo.
– No tiene nada que ver, le conté parte de mi trabajo pero no le dije todo lo que hacía.– No le tomaría importancia a esa charla que tuvieron, además de que no quería que Jin se fuera con los gemelos y menos de su lado, Megumi estaba felíz de tener hermanos y al parecer Sukuna ya lo habia aceptado en su familia.
– ¿No? Con solo saber de la existencia de las maldiciones y los Hechiceros él estará en medio de todo esto y más por salir con alguien como tú, ¿Nunca lo pensaste? ¿Qué pasará si un día de estos mueres?
– No pasará.– Murmuró.– Soy fuerte a comparación con otros hechiceros.
– ¿Y si muere él? ¿Qué pasará con sus hijos? ¿Con su padre? ¿Con la familia que había formado y que se desmoronara de un segundo a otro? – Shiu suspiró, apagando el cigarro que tenía entre sus dedos. Observó a Toji quien ya no veía la carrera, ahora solo veía la desgarradora imágen de una posible muerte.
– Eso no pasará.– Tomó el papal en sus manos, arrojándolo al suelo y dejando a la vista el número por el cual había apostado.
"¡Y él ganador es el número trece!"
– Suerte.
– Vete a la mierda.
– ¡Sukuna! ¿Estás bien? ¿No te paso nada? – Los niños habían crecido, una familia amorosa y en todo el sentido de la palabra.– Estás sangrando...
– Me curé.
– ¿Qué? No, vamos al hospital... Hay sangre... ¡Yuji! – Su hijo salió del trance en el que estaba para tomar algodón y alcohol que Megumi tenía en el maletín de primeros auxilios.– Con cuidado cariño.
– No pasa nada papá, no es nada... – El mismo Sukuna limpio la supuesta herida que tenía, mostrándole a su padre que ya no había sangre y que todo estaba bien.– ¿Ves?
– Pero yo... Yo vi sangre, la herida... Yo...
– Me curé.– Murmuró, abrazando a su padre para que esté no fuera a tener un ataque de nervios.
– Lo siento.– Yuji también se acercó para abrazarlo ya que el empujó a Sukuna al suelo cuando tenía en sus manos algo que le dañaría.– No quise hacerlo, hermano... Perdón.
Megumi negó, suspirando por la escena que habían hecho sus hermanos y su papá, sintió algo retorcerse en su interior pero Jin lo saco de sus oscuros pensamientos.
– ¿Estás bien Megumi? ¿No te lastimaste? – Había dejado de llorar para ir a ver cómo estaba su otro hijo, tomándole de las manos para revisarlo.– ¿Megumi?
– Ah, estoy bien.– Agachó su cabeza con algo de vergüenza, el se consideraba el mayor de sus hermanos por muchas cosas pero en ese momento al ver la sangre, a Yuji llorando y Sukuna tratando de controlarlo fue algo caótico para el.– Lo importante es como está Sukuna.
– Los tres importan mucho.– Jin abrazó a Megumi, seguido de los gemelos los cuales se acercaron para recibir un abrazo de su padre.– Los amo a los tres y saben que daría mi vida por ustedes así que confíen en mi, en su padre...– Jin sonrió, escuchando los sollozos de sus tres hijos.– Tranquilos mis pequeños bebés...– Amaba a su familia.
Las horas pasaron, Toji no llegaba pero había llamando para avisar que estaría en un par de horas más así que no tenía de que preocuparse, preparo la cena, un postre para sus hijos, ocupado de todo y distraído con su sopresa de una cena exquisita a Toji mientras tarareaba una canción, un ambiente pacífico.
– Papá... Están tocando.– Sukuna se asomó desde el marco de la puerta junto con Megumi y Yuji quienes aún sostenían sus manos con miedo de que fuera a pasarle algo.
– Iré.– Dijo.– Vayan a la sala, creo que pasan el programa favorito de Megumi a esta hora. – Le sonrió a sus hijos, limpiando sus manos se aproximó a la entrada principal de su casa, quitando el seguro de la puerta para abrirla completamente, mirando ese color de cabello negro... Y una cicatriz en la frente.
– Hola. ¿Cómo están mis hijos, Jin?
Eran una familia unida, ¿No?
N/A: Feliz cumpleaños a Itadori Yuji, por el le hecho ganas a la vida.
Tengo mucho sueño y cero inspiración la verdad :(((
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Papá Primerizo « ToJin »
FanficAmor. Una palabra que no usaba desde hace años, el amor verdadero que sintió cuando tenía a su esposa a su lado, añorando y sonriendo por lo feliz que serían por la llegada de sus hijos. "Si no les agrada esta pareja no lean, muchas gracias."