Pobre chica,
con esa manía que tiene de andarse
enamorando como boba, que cruza la
calle sin mirar el semáforo.
Con esa alegría tan suya a las tinieblas
y a todo lo qué tal vez en algún momento le tape
la luz en general.
¡Ay! Que lastima, mírala,
buscando galaxias en los charcos de gasolina.
Está jugando con fuego y lo peor es que no tiene miedo a quemarse, a ella, que prefiere incendiar el
mundo antes que morir congelada.
Con su mala costumbre de decir siempre lo que se le viene en gana.
¿Que me dicen de su facilidad para olvidar las ofensas y no creerse del todo las labias o halagos?
Pobrecita mía...
Nunca vi persona tan ingenuamente feliz.
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Caos perfecto
RomanceEn este libro no se encontrarán dedicatorias a un amor "perfecto" sino dedicatorias marcadas por la dureza de una realidad vivida, mi realidad, la perfecta imperfección de cada escrito en cada pagina es lo que las hace humanas.