Aceptación

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Se escapa el infame recuerdo como humo. No es su cuerpo espigado el que le da la bienvenida, ni los pechos que perfectos caben en sus manos, no está la luz en sus ojos color miel o la sonrisa en sus labios. No están sus rizos suaves o su aroma, no está, simplemente no está... y confirmarlo lo rompe.

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Era suya, como jamás seria de nadie.

Si quizás en ese momento su cuerpo fuera de otro, pero estaba convencido que su corazón seguía perteneciéndoles. Sin importar quien calentara su cama, él era el único capaz de calentar su corazón y hacerla vibrar verdaderamente entre sus brazos.

La rabia lo domino por un instante. Quiso salvar la distancia para moler a golpes a su rival de amores, pero no era el tiempo y lo sabía. Un movimiento en falso y todo estaría perdido.

Se obligo a permanecer en el mismo lugar para no seguirles, para que esos instintos asesinos que fluían de su interior lograran apaciguarse lo suficiente para no cometer una locura.

Trato de apartar cualquier pensamiento sobre los amantes que acaban de fugarse. Pretendió no pensar en el cuerpo desnudo de Hermione, en su rostro, su piel o su olor... trato, de entumecer sus sentidos con el alcohol, dejando que el licor resbalara por su garganta como si se tratara de agua.

Intento no evocar el recuerdo de las noches, tardes y mañanas que compartieron juntos en la cama. Era una lucha inútil, lo sabía. Pero había de procurar apartarlos de su mente, para mantener a raya los malditos celos que le estaban carcomiendo.

Se fue de aquella fiesta que poco le importaba, antes de derrumbarse.

No soportaba estar solo en ese infierno de recuerdos. Termino pagando por placer, para aplacar en algo los demonios de su cuerpo, de ese deseo ardiente que evocaba otro cuerpo y otros labios.

Frente a él, una mujer realmente hermosa, de curvas exuberantes, pechos generosos y rostro angelical. Aun así, con afán desdibuja sus formas. Cerrando los ojos recrea un cuerpo de curvas femeninas discretas y sensuales.

Cuando la acaricia con el desespero de un animal hambriento, obliga a sus sentidos a delinear una figura llena de recuerdos. Bajo el toque de sus manos ya no esta con una mujer que vende sus artes, se coge a un fantasma, al recuerdo mas nítido de sus memorias.

En un parpadeo, sobre las sabanas de satín, la ve desnuda y entregada, con sus hermosos rizos extendidos sobre la almohada como lo único que cubre parcialmente sus pechos.

Su corazón salta, como salta la erección dentro de sus pantalones.

Deja de pensar mandando todo a la mierda. Embrutecido por el alcohol navega en esa deriva de recuerdos ardientes.

La mira con el embeleso de otros tiempos antes de cernirse sobre ella.

¿Cuántas veces se perdió en su cuerpo?

¿Cuántos besos nacieron en su boca y murieron entre sus piernas?

Una sonrisa fugas en sus labios es la respuesta. Antes de zambullirse de lleno a probar sus delicias.

Se deja llevar, primero con suavidad. Hundiéndose lentamente como si temiera hacerle daño, como queriendo alargar un momento eternamente ansiado. Besa, lame y toca, tanto como puede.

Dos Tipos de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora