Uno

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CAPÍTULO 1.

Me asustaba, despertaba temblando por las noches, los días pasaban, me sentía frío sin ella, le temía a la oscuridad, le temía al nuevo mundo el cual comenzó a exigirme mucho y todo empezó cuando fui al aeropuerto y me pidieron una tarjeta, también papeles e identificación.

¿Qué es todo eso?¿Por qué para ir por el amor de mi vida necesito todo eso?

El celular, la cosita molesta que suena sin parar que me dio la madre de Vaneditt se me apagó y no tenía forma de llegar a las Islas Bahamas.

Por suerte una bonita mujer con un bulto en su vientre tan grande como de quintillizos me prestó su celular y dijo algo así como "Papi rico, para tí lo que quieras".

Me pareció muy dulce por su parte, le di dinero queriendo ayudarla y llamé a los padres de Vaneditt. Su madre se encargó de todo y ahora cinco caballeros y dos damiselas me guían a un avión más pequeño que los demás, pero que según ellos que me llaman "Señor", aunque aún no estoy casado, es todo para mí y me llevará a dónde quiera.

Partimos a las Bahamas, las dos mujeres que se presentaron como Leticia y Lavia me hicieron compañía y me hablaron de algo sobre un aumento de sueldo.

Les dije que no sabía que era y se enojaron, los hombres que nos acompañaron se mofaron y comenzaron a hablarme de la vida aquí.

La madre de Vaneditt se los había pedido, para ellos yo era un extranjero con un extraño acento.

-Y eso es un sueldo- finalizó el tal Beck. Qué nombre tan raro ¿Su madre no conocía los nombres como Edward u Octavio?

-¿Por qué querrían eso?¿No les gusta su trabajo?- pregunté negándome a ver por la ventanilla.

¿Por qué alguien las pondría? Es aterrador ver la caída libre que tendríamos si el avión se apaga.

Me pregunto como lo harán volar.

Las horas pasaron, el aterrizaje fue espantoso y en cuanto bajé besé el suelo.

Algunas personas de la llamada pista de aterrizaje me veían raro, otras se reían y muchas me ignoraban y sacudían la cabeza con burla.

-Levántate- las dos mujeres del aumento me pasaron por al lado y noté que los zapatos altos eran moda en esta época.

Ellas los traían, pero no les quedaban tan hermosos como a mi loca Barbie. Ella sí los lucía con elegancia.

-Aquí está todo, Nicolás- Beck tomó mi mano y me ayudó a levantarme, los demás hombres ya no nos acompañaban. -Tayler
Tompson- apreté los puños, ni siquiera podía oír ese nombre, sentía dentro de mis venas las ganas de matarlo ¿Cómo se atreve a llevarse a mi mujer?
-Hombre de veintisiete años, caucásico, sin hijos, sin esposa. Es soltero desde los veinte.

-¿Cómo sabes todo esto?- lo seguí hacia un estacionamiento y un auto idéntico al de mi Barbie se detuvo frente a nosotros, el conductor se bajó, le dio las llaves a Beck y subimos.

-El padre de Vaneditt es un C.E.O y tiene mucha influencia en todo lo que se le antoja, si me preguntas es un gusto desperdiciado, ese hombre trabaja y trabaja y su mujer lo vuelve loco.

Apreté los puños y sólo hizo falta que lo mirara para que se retractara. En mis tiempos jamás se le falta el respeto a la mujer de otro, fue su elección, fue su amor el que los unió y no es de la incumbencia de nadie más que de ellos estar juntos.

-Hmmm, como te decía- continuó leyendo los papeles.
-Se llama Tayler, no tiene hijos ni familiares, está solo en el mundo y no sabemos si le gustan los hombres o las mujeres.- puso en marcha el auto y salimos del estacionamiento.

Muñeca sexual 2 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora