Cinco.

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Estaba descifrando cómo encender el auto cuando la puerta se abrió y Vaneditt entró tomando asiento a mi lado. Cuando me vio sus ojos estaban rojos y su labios temblaba.

-No me dejes, por favor no me abandones- subió las piernas al asiento acomodándolas contra su pecho y recargó su cabeza en la ventana intentando con su cabello ocultar las lágrimas, pero las ví y tan rápido como lo hice, desabroché el cinturón de seguridad y me lancé a ella, a abrazarla a entregarle mi calor. -No quiero estar sola de nuevo, por favor quédate y toma mi mano cuando me congele, no dejes que me vaya sola.

Su miedo me destruyó por dentro y aunque quise ser fuerte, intentar transmitirle que todo estaba bien, algunas lágrimas abandonaron mis ojos y no supe cómo esconderlas.

-No te abandonaré, Barbie- la atraje más cerca y ella se acurrucó a mí, aferrándose con las uñas y casi todo su cuerpo. El espacio del auto era pequeño, pero de alguna forma ella se trepó como un monito a mi cuerpo enrollando piernas y brazos en torno a mi cuello y cintura.

-No me dejes, seré mejor, hice mal mi trabajo, pero ya no más. A partir de ahora te daré placer cada minuto del día, haré lo que me pidas y ya no quiero comida, no quiero agua, no quiero nada excepto tu calor y compañía, por favor Nick, te aseguro que no seré mojigata- su voz se quebró y mi corazón se rompió, nos bajé del auto apenas evitando golpearle la cabeza con el techo o a mí tropezar y nos regresé al edificio.

Había hecho mal, Barbie no dejaba de murmurarme entre sollozos todo lo complaciente que sería, debí darme cuenta de que ir a vengarme de otro porque no la alimentó sería doloroso para ella.

A los muñecos no nos gusta estar solos, nos vuelve frenéticos, asustadizos o al menos así me ponía yo cuando el tiempo pasaba y no había señales de mi amante, pues con cada segundo, sentía a la muerte acercarse.

-Lo siento, no volveré a dejarte, Barbie- nos regresé a la habitación y la bajé suavemente sobre la cama, me volví para cerrar la puerta y cuando giré ella se estaba desnudando.
-Barbie, no.

Sus manos se detuvieron y alzó la mirada, la tristeza emanaba de sus ojos.

-No me quieres ¿Verdad? - se cubrió y se aferró a su ropa mientras lloraba. Golpearon la puerta en ese momento y asegurándome de que mi cuerpo cubriera su visión desnuda la abrí.

Era la comida.

Mucha de ella.

La mujer que la trajo intentó pasar, pero me interpuse.

-Yo la llevo- le indiqué y tomé los platillos cuando uno a uno fue dándomelos, de apoco la cama se llenó de comida y cuando al fin terminé saludé a la mujer, le agradecí la comida y cerré la puerta, pero al girarme Vaneditt no estaba comiendo. -Barbie, come, sé que tienes hambre- me senté a su lado y corté un pedacito de lo que creí era un zapallo, se lo acerqué a la boca y en el último segundo, cuando ella abrió la boca y cerró los ojos aparté la mano dándome cuenta del nuevo error que casi cometo.
-Yo...no puedo darte de comer, debes hacerlo tú amor.

Ella abrió los ojos, vio mis dedos alejándose y bajó la cabeza. Negándose a tomar el tenedor o cualquier trozo de comida de los distintos platillos.

-Si te doy de comer a la boca y no consigo deshacer esta maldición o tomar tu lugar antes de que el tiempo se acabe creerás que tú próximo amante te alimentará él mismo y no lo harán Barbie, por favor no te ofendas, pero pasé demasiada hambre por esperar a que alguien me alimente en la boca, no quiero que pases lo mismo.

Ella asintió, gateó hasta mi regazo y me abrazó.

-Te amo, Nic- me besó la mejilla y tomó un platillo el cual agradecí pues era todo vegetales.

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⏰ Última actualización: Jun 05 ⏰

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