Lan Zhan debería estar enojado. Se supone que lo debería de estar. Pero... ¿Cómo podía estar enojado cuando Wei Ying se veía tan ... alegre?
"¡Gege! ¡Te acuerdas de mis favoritos!" Wei Ying exclamó, con sus ojos brillando de felicidad.
¿Wei Yin...
-Uh ... sí, es todo el asunto del matrimonio arreglado. Hablé con Lan Zhan al respecto. Estoy pensando en hacer que su familia me odie para que ellos mismos puedan rechazarme -. Wei Ying dijo, encogiéndose de hombros.
-¿Estás seguro de que Lan Wangji no quiere casarse contigo? -. Preguntó Hua Cheng, burlándose.
- ¿Qué? Quiero decir, dijo que no se oponía. Pero creo que es porque le resulta difícil rebelarse contra su familia. De todos modos, he tenido una mala reputación todos estos años, así que haré los honores -. Dijo Wei Ying.
- A-Ying, ¿Estás seguro de que Lan Wangji no... siente algo por ti? Honestamente, ¿Quién no lo haría? -, Preguntó Hua Cheng y Wei Ying se retorció en sus brazos, sintiéndose tímido. Sus mejillas ardieron cuando Hua Cheng inclinó su barbilla hacia arriba.
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El apartamento de Hua Cheng era espacioso y minimalista. Wei Ying admiró las pinturas que estaban apoyadas contra la pared mientras Lan Zhan observaba a Hua Cheng. Le estaba explicando las pinturas a un ansioso Wei Ying y Lan Zhan odiaba cada segundo.
Hua Cheng les pidió que esperaran en la mesa mientras se dirigía a la cocina. Wei Ying, siendo la persona generosa que era, se ofreció a ayudar a Hua Cheng con los platos y, para total irritación de Lan Zhan, el hombre aceptó y condujo a Wei Ying hacia la isla de la cocina.
- ¡Esto huele delicioso! -. Wei Ying exclamó mientras Hua Cheng recalentaba la comida.
- ¿Bebidas? Me queda un poco de vino -. Preguntó Hua Cheng.
- Yo nunca le diría que no al alcohol, ¡Lo sabes! -. Wei Ying dijo, riendo. Lan Zhan odiaba ver que otro hombre fuera la razón por la que Wei Ying se reía así. Lan Zhan debería estar enojado. Se supone que lo es. Pero, ¿Cómo podía estar enojado cuando Wei Ying se veía tan ... alegre?
- Ah, aunque Lan Zhan no bebe -. Wei Ying señaló y colocó su mano en su brazo y Lan Zhan se calmó. Miró a Hua Cheng, casi desafiante, y notó la irritación.
Bien, pensó Lan Zhan.
Se sentaron para la comida y Wei Ying se deslizó en el asiento junto a Lan Zhan después de sonreírle. Esa es toda la tranquilidad que Lan Zhan necesitaba, de verdad.
- Entonces, ¿Por qué estabas en las afueras de la ciudad un jueves por la mañana? -. Preguntó Hua Cheng, vertiendo vino en la copa de Wei Ying.
- ¡Oh! ¡Íbamos camino a la granja de mi amigo! Quería conseguir algunos suministros frescos para que Lan Zhan y yo pudiéramos hacer el almuerzo -. Wei Ying dijo y Lan Zhan lanzó una mirada de suficiencia a Hua Cheng.