Capítulo 3

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CAPÍTULO 3

"Coincidencias"

Narah

Escucho un sonido fuerte y retumbante.

–Maldita alarma – me levanto con pesadez y dolor, mis ojos a duras penas se abren por las lagañas pegadas en mis pestañas ¿lloré mientras dormía? Xavi se había levantado y hecho té negro para desayunar

– ¿Quieres que lave tu cabello? – acepto tomando la taza roja que me ofrece repleta de té recién hecho bebiéndolo todo de un sorbo, lo guío a la bañera en donde se dispone a lavar mi cabello

– ¿Por qué no puedes decirme quien es tu pareja? – me mira renuente y con los ojos pequeños

–Ya no está en mi vida no es necesario hablar sobre esta persona– masajea mi cuero cabelludo por unos largos y silenciosos minutos

– ¿Acabaste? – levanto mi cabeza con agua aun

–Te lo secaré– lo miro confusa – sé que debes apurarte déjame ayudarte – niego con lentitud

–Me cambiaré sola tranquilo – me encierro en mi habitación y cambio con dificultad mi ropa. Logro poner en mi cuerpo un vestido blanco con pequeños apliques rojos sin mangas por lo que fue fácil ponerlo, salgo de mi habitación casi con el cabello seco, arreglada y vestida. El pijama de renos en el sillón ya arreglado toda la ropa de cama estaba doblada y Xavi listo para acompañarme.

– ¿Estás lista? Te acompañaré – asiento con lentitud logro que recordara como me esperara listo para dejarme en el trabajo.

–Gracias por hacer esto – niega cortésmente – no quiero ocupar tu tiempo, pero puedes tomar un tren como yo – insisto para no usarlo de chofer – acepta con cuidado.

En el camino solo escuchaba como los autos pasaban a nuestro alrededor y siento una ráfaga fría por lo que noto que olvidé mi abrigo Xavi me pasa el suyo sobre los hombros y lo detiene con un broche para que no se caiga por no poder pasar mi brazo. Llegamos a la estación de trenes y lo dejo ir de regreso a Colchester para reunirse con sus padres y el resto de mi familia. Faltaba media hora para las 8 am y yo estaba a 5 minutos de Wembley donde se encuentran las oficinas principales y especialmente la oficina de planta de William Hartford, camino con lentitud y veo el tremendo edificio en el que empezaré a trabajar. Un hombre alto de cara de revista cabello rubio y ojos azules como el profundo mar, sus expresiones son como todas las ponencias empresariales de superación personal en las que lo he visto, su sonrisa ladeada es maravillosa, he estado obsesionada con él estos últimos años.

– ¿Es un genio en los negocios o solo es mucha suerte? – pregunto alzando mi cabeza y lo miro con una sonrisa, sus ojos me escudriñan de pies a cabeza como si pudiera quitarle el alma con un respiro – Soy Narah Maddox, su nueva asistente – me presento en la entrada de su gran edificio con letras plateadas gigantescas en la pequeña plazoleta, el hombre me había visto tan mal que sentí escalofríos

–Entremos señorita Maddox – sonrío y acompaño al CEO de WHB hasta un ascensor el cual solo eran para su persona – presioné el botón del 27vo piso por favor – los botones estaban a mi izquierda lo que inconscientemente intenté utilizar mi mano cortada. Una alarma suena y aprieto el botón correspondiente y saco mi celular debía tomar una amoxicilina para evitar una infección, tomo con cuidado mi pastilla y veo como su mirada está ahora en mi escote y me sonrojo de la ira.

–¿Le agrada la vista? – lo cual hace que una fría y cortante mirada por parte de esos ojos azul profundo, lo veo negando mientras presiona su tabique.

–Veía su anillo señorita Maddox, su prometido debe ser muy afortunado – sonríe casual y reniego su mirada, mi silencio lo incomoda

–No es mi prometido – digo mientras toco el anillo en mi collar, las puertas se abren y lo sigo

–Pam por favor guía a la Srta. Maddox con los pendientes y tráeme un café – veo a una chica un poco pálida, delgada y rubia con sus ojos miel mirarme con una sonrisa alentadora y de alivio. Me detengo y me quedo con ella para recibir mi adiestramiento.

–Hola soy...

–Narah Maddox el profesor Connor nos habló de ti, mi nombre es Samanta – la miro confundida ¿Connor? ¿Por qué? –tranquila no es nada malo su antigua secretaria se llamaba Pam, ella se jubiló, ven este es tu trabajo de ahora en adelante – empezó señalándome que las hojas color rosa eran los contratos con empleados que tenían fallas y que las hojas amarillas eran los contratos de clientes que han solicitado un servicio desde la empresa. Las hojas verdes con rojo son los códigos de nuevos proyectos del Sr. Hartford

– ¿Las blancas que son? – ella sonríe nerviosa

–Son cosas que no puedo leer ya que no soy oficialmente la asistente personal del CEO – saca unos papeles del bulto de hojas coloridas que tenía en su escritorio – tu contrato – asiento firmando todas las hojas incluido un contrato de confidencialidad, Samanta sonríe de oreja a oreja – es todo tuyo a hora – asiente y va con optimismo a la oficina del Sr. Hartford.

–Pam – un estruendoso grito sale del bulto de hojas – mi café – otro grito y uno estruendoso, miro a Samanta salir airosa y sonriente

–Si sobrevives al primer día yo invito los tragos

–Espera ¿cómo le gusta el café? – ella sonríe

–Odia el café y siempre lo pide, dale té negro con una cucharadita de miel, pero que no sepa que es té – sonríe y se va contorneando sus caderas, coincidencia o destino...

Un Destino IneludibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora