Capítulo 12: ¿Esa es la razón?

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Capitulo 12: ¿Esa la razón?

Cuando desperté lo primero que visualizaron mis ojos fue el techo de madera de mi casa. Con muchísimo dolor y mi cuerpo completamente inmóvil. Esa paliza de mi padre dolió. Busco con la mirada a mi madre, la encuentro dormida sobre mi cama. Debajo de esas largas y suaves pestañas, observo dos bolsas oscuras, ojeras. Su vestido celeste estaba manchado y algo mojado. Esta totalmente pálida, su cabello lleno de vida estaba descuidado y parecía un nido de pájaros. Su anillo ya no estaba en su dedo anular, ahora estaba sola. Bueno, no del todo.

Escucho que suena la puerta principal, intento levantarme lentamente de la cama para no despertarla a mi madre. Pero es inútil, ella comienza a moverse hasta que abrió esos ojos color celeste, igual que los míos.

– ¿Razvan? - me pregunta media dormida. – ¿Ya despertaste? – me pregunto mientras se refregaba los ojos, haciendo que se le corra un poco el maquillaje.

–Mamá, no hagas eso. – río un poco. – Y si, perdóname ¿te cause intranquilidad? – pregunte algo apenado.

–Obviamente. – me dedica una de esas cálidas sonrisas. –Eres mi hijo, el deber de una madre es eso mi querido niño. – yo simplemente la abrazo. Ella me lo devuelve con mucho más fuerza y amor. – ¿A dónde ibas? ¿Al baño?– ríe un poco.

– ¡N-no! – negué con la cabeza rápidamente con mis mejillas ardiendo. – E-es que llamaron a la puerta. – le explico.

–Ah, debe ser Dragos. – ríe. –Lo invite para que te cuide y te acompañe. Ya vuelvo. – se dirigió hacía la puerta, se escuchaban algunas voces, entre ellas la voz de Dragos.  Oí el sonido de la gran puerta cerrándose, me fui hacía la entrada, estaban mi madre y mi mejor amigo. Con una camisa simple, bermudas marrones desgastadas y zapatos con medias cortas. Con ese cabello ceniza despeinado y una sonrisa pícara, a la que observe que le faltaba un diente.

– ¡Razvan!, ¿Cómo has estado? – me pregunta con ese humor que era burlón pero a la vez amigable.

–Bastante mejor. – le respondo sonriendo leve. No soy de mostrar grandes sonrisas de oreja a oreja.

– ¡Mira, mira! – sonríe mostrando los dientes. – ¡Se me ha caído un diente! Genial, ¿no? – es bastante entusiasta. A mi se me da solo por asentir. –Tu siempre con ese humor, ¿eh? –

–Si, siempre. –

–Mmm… ¿Razvan? – mi madre interfiere con nuestro encuentro. –¿Te sientes mejor? –

–Si má, ¿Por qué? –

– ¿Les gustaría ir al bosque y hacer un picnic? – nuestros ojos brillaron. –Me parece que es un “¡Si Alice!” ¡Yey! – dice mientras hace un pequeño festejo infantil, tratando de imitarnos.

Luego de eso, mi madre fue a la cocina a preparar algo. Mientras que yo y Dragos quedamos en mi habitación. Hablamos de algunos temas y este siguió con lo de su diente. Reímos, nos dábamos ligeros golpecitos amistosos y luego seguíamos riendo como buenos amigos, hasta que el paro de carcajear. Me miro fijamente con esos ojos marrones.

–Razvan… No se por que, pero presiento algo. –

– ¿Cómo qué? Deja de hacerte el misterioso. – le reclame. Su mirada me asustaba un poco.

–No se, ayer soñé algo que no logro comprender su significado. – estaba neutral. Algo súper rarísimo en él. –Soñé con una niña, en medio del bosque. Y tú estabas ahí, observándola fijamente. –

– ¿Yo? ¿Cómo que…? – me tapo la boca con su mano. Y pone su dedo índice sobre sus labios, dándome a comprender que me calle.

–Déjame terminar. – suspira. –Bueno, lo que pasa es que esa niña te miraba de forma neutral, y tú… - hace una mueca. –La mirabas, pero no se como decirlo, algo tierno. Como que te gustaba. –

Vampiro. [CON TREMENDO HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora