La cena

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Cuando entraron, Engla estaba con una pequeña sonrisa pero que era notable.

-Creo que primero necesitas un baño- Loki arrugó la nariz en una exagerada cara de asco, provocando una ligera risa en la pequeña seguido de un tímido asentimiento de cabeza.

Por obvias razones, no tenía sirvientes, por lo que preparó la tina, fijándose que estuviera a la temperatura adecuada, y con su magia lo llenó de burbujas para hacerla sonreír, ya que él recordaba que le gustaban de niño.

Una vez que quitaron juntos la suciedad de su cuerpo, le dio una toalla para que se secara mientras él buscaba una camisa azul como reemplazo de su vestido (que votó a la basura, por cierto)

-Ten- le coloco la camisa a Engla, quién puso una exagerada cara de asco como él lo había hecho anteriormente, cosa que le causó gracia al hechicero y se agachó a su altura- tranquila, eso tiene arreglo.

Con su magia, la ropa se ajustó al cuerpo de la niña a la perfección. Engla tomó aire bruscamente y de un salto tomó entre sus manitas la mano derecha de Loki, quién se sobresaltó ligeramente pero no se alejó.

El ojiverde miraba atento a la pequeña mientras ella, con una manita sostenía la mano del príncipe y con la derecha delineaba con los deditos la palma de su mano.

-wow- fue lo único que dijo y ahí fue cuando el príncipe entendió que nunca había visto magia o a un hechicero.

-que?- preguntó mirándola y ella lo miró de vuelta con una sonrisa- te gusta?

Sin esperar respuesta, liberó un poco de su magia, no para hacer algo en específico, solo conteniendo su seidr en la mano que Engla sostenía. Y esta sonrió con más ganas mientras que su manita blanca trataba de agarrar sin éxito la extraña luz verde que salía de la mano de Loki, trapazándolo como si intentara agarrar aire.

El hechicero le sonrió para luego pararse de una forma un tanto repentina, pero no brusca- debes tener hambre, vamos.

Salieron del baño, y mientras Engla estaba en el comedor, Loki va a la cocina para ver que le puede dar a la pequeña.
Lo malo es que no encontró nada....

Ahora que lo pensaba, él no había comido hace días.
Si más bien es cierto que los Asgardianos (o gigantes de hielo) tienen más resistencia al hambre que el ser humano, no quiere decir que es saludable el no comer después de mucho tiempo.

Antes de que pudiera hacer nada, escuchó que alguien tocaba la puerta, y supo de inmediato de quién se trataba.

Con algo de pesadez se fue a abrir la puerta esperando ver una Valkiria enojada, pero se encontró con una confundida.

-¿por qué estás aquí? O mejor dicho, ¿por qué no me esperaste?

-Primero, hola un gusto verte.
Segundo, esta es mi casa.
Tercero, surgió algo en último momento.

- y se puede saber porque no me dijiste nada?- ahora si se estaba enojando, tanto por la actitud como que pudo haberle avisado. Loki solo la miró fijamente, pensando en cómo decirle que apareció "una pequeña anomalía" en su día de trabajo.

- debería?- no llego a una respuesta.

- mira- suspiró cansada mientras con una mano se acomodó su pelo hacia atrás- a este punto si, si deberías, porque estás actuando de forma extraña desde que llegamos a la tierra y sinceramente, sin ofender, por tus historias pasadas creo que me encuentro con el derecho de saber. Y ahora más que nunca que estoy a cargo de un pueblo entero y que no se si volverá a ser traicionado- la última palabra la dijo mirándolo fijamente a los ojos.

"Papá"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora