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Al día siguiente, me levanté, me arreglé y bajé a desayunar. Ya en el comedor, vi a mi hermano nervioso comiendo, y yo me fui directamente a la cocina, como todas las mañanas, encontrándome a mi mamá dándome el desayuno y los buenos días. Al sentarme en la mesa dije - Buenos días - Pero ni mi papá ni mi hermano me respondieron. Mi hermano no me contestó porque está muy preocupado por el primer día, lo entiendo. Pero mi padre estaba escribiendo otra carta, solo que ésta no era negra, sino verde, lo cual me resulta aún más raro, recordando lo de ayer. Estábamos desayunando cuando, al parecer, Lucius terminó de escribir, dobló el "pergamino" y dijo: - Repasemos las tres R - Para los que no saben, las famosas "Tres R" son como cosas que no tenemos que hacer. Se llaman así porque son Tres Reglas. - ¿Primera R? - Ser los mejores en todo, y no mostrarnos débiles en ningún momento- dijimos mi hermano y yo al mismo tiempo. Como si nos hubieran enseñado eso desde que nacimos... aunque así fue - ¿Segunda R? - No ser una vergüenza para la familia Malfoy - - Aunque eso no lo cumplen nunca - murmuró el hombre con desagrado - ¿Y la última, y la más importante? - No hablar, interactuar, respirar cerca ni mirar a los sangres sucias y a los traidores de sangres - ¿Por qué? - Porque no lo merecen. No merecen estar con personas como nosotros, los sangre pura, los superiores, los Malfoy... - Bien, ahora vámonos. No hay que llegar tarde, porque un Malfoy NUNCA llega tarde Dicho y hecho, salimos para la estación. - Muggles - dijo mi padre con asco al ver a esas personas, cuando llegamos a nuestro destino La verdad que a mi me parecen muy interesantes los muggles, no se nada de ellos, siempre me dieron algo de curiosidad, pero nunca se lo dije a nadie, ni a mi hermano. Paramos frente una pared y corrimos hacia ella. Al principio pensé que íbamos a chocar, pero no fue así. De hecho, aparecimos en un lugar donde había mucha gente. Habían familias despidiéndose de sus hijos, otros llorando y otros... Dios sabrá que estarán haciendo... Estábamos caminando cuando nos detuvimos, ya era hora de partir. - Portense bien, sean ganadores, no perdedores como lo vienen siendo, den todo su empeño, aunque sea mucho, y no defrauden ni manchen nuestro valioso apellido, ¿Quedó claro? - dijo Lucius mirándonos desafiante - Pero lo más importante... - dijo mamá dándole una mirada matadora a nuestro padre - es que se diviertan - terminó de decir dándonos una sonrisa sincera y un beso tierno a cada uno. - Draco - el nombrado miró a Lucius - cuidá a tu hermana, defendela siempre y apoyala EN TODO, prometemelo. - Si padre, lo prometo, prometo protegerla con mi vida si es necesario, ella es todo para mí - dijo sonriendome, lo que me pareció muy tierno y muy tonto de su parte. ¡NO TENGO 5 AÑOS! Íbamos a despedirnos otra vez cuando escuchamos una manada de periodistas llendo hacia nosotros. "¡Hermanos Malfoy!"; "¡Hermanos Malfoy!"; "¡Una foto!"; "¡Respondan algunas preguntas!"; etc. Draco y yo nos miramos con miedo, dándonos una mirada que dice "CORRÉ POR TU VIDA" - ADIOS, LOS QUEREMOS - fué lo último que escucharon los adultos por parte de sus hijos antes de entrar al tren. Al entrar, suspiramos muy fuerte y miramos hacia atrás nuestro. Todo estaba en orden... excepto por los periodistas, que parecían... ¡QUERER ENTRAR AL TREN! Nos invadieron todos y mi hermano y yo nos separamos. Cada uno corrió por el lado contrario. Lo primero que hice fué correr hacia uno de los últimos vagones. Entré a uno cualquiera, cerré la puerta y bajé la cortina que había en ésta. Luego de eso, se escucharon a los paparazzis tocando fuerte la puerta y se seguían escuchando cosas como "¡Por favor señorita Malfoy, responda!". Me agaché inmediatamente y abracé a mis piernas esperando a que se fueran. A lo que escuché al señor del tren diciendo que se vayan, y eso hicieron. Suspiré y escuché alguien detrás llamándome: - ¿T/n?
