Capitulo 8

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Jade Ricci

 
Según el GPS no debo de estar lejos del centro y lo que más quiero es una maldita heladería según Maps hay una cerca de la avenida central a lado de varios locales, restaurantes y bares.
Quién diría que todo estaría tan cerca de otros locales esperemos que no sean bares de mala muerte, no tengo ganas de pelear con viejos asquerosos.

Aunque si mi plan no falla, mis queridos chicos no deben de tardar en llegar o al menos uno de ellos.

Voy acercándome y bajo la velocidad para ver los locales obviamente es zona de ricos por los autos aparcados Y a lo lejos veo un local negro pero con luces LED de colores “Oasis Ice Cream” con un tipo de letra en cursiva se ve lindo y elegante al mismo tiempo para ser una heladería.

Doy la vuelta y estaciono mi moto enfrente volteo a todos lados se puede ver poca gente caminando y pocos vehículos circulando.

Así que bajo con seguridad de la moto aún consiente que solo traigo un pequeño vestido.

Me quito el casco me acomodo el cabello con la mano y camino hacia la entrada del lugar, adentro es un lugar muy bonito hay mesas negras con sillas de madera y unas bancas, las paredes son blancas, la barra parece ser de un lindo mármol negro brillante y del techo cuelgan lámparas en filas en el fondo se puede ver una pared con cojines y mesas más bajas me imagino para estar más relajado estando aquí.

Camino cerca de la grande barra y veo los cubos con diferentes sabores y sus letreritos con los nombres, me acerco cada vez más para hacer mi pedido y veo a una chica y un chico con una playera negra y en una esquina el nombre del lugar en letras doradas.

-Bienvenida a Oasis Ice Cream, que deseas ordenar – me dice la chica con una sonrisa.
– Hola, si me gustaría un cono de chocolate amargo por favor.

El chico se pone unos guantes negros toma un cono y lo empieza a preparar – Serían 3 euros – me dice la chica. – tomo mi cartera saco el dinero y se lo entrego. – el chico se me acerca y me da el cono – Muchas gracias.

Salgo con mi cono en una mano y en otra mano aún sujeto el casco – me apoyo en la moto para empezar a degustarlo, esta malditamente bueno.

Observo los alrededores y las tiendas que hay alrededor, tiendas de ropa, un estudio de tatuajes, una joyería, a lo lejos creo que es un bar y en frente de mi un gimnasio.

Se abren las puertas del gimnasio y salen cuatro chicos, que aquí solo hay gente guapa, otros dioses que ver y comermelos con los ojos.

Uno de ellos voltea a dónde estoy y codea al chico que está alado de el para también verme y me sorprende ver qué son gemelos. Los demás chicos voltean y me miran de pies a cabeza me miran como si fuera una ilusión.

Y yo solo puedo darle una lenta lamida a mi cono sin dejar de hacer contacto visual.

Los cuatro chicos no dejan de mirarme y cruzan la calle caminando hacia mi.

-Hola nena, nunca te habíamos visto por aquí acabas de mudarte? – me dice uno de los gemelos.

– La verdad es que si, soy recién llegada y quise dar una vuelta para conocer. – Les digo apuntando la moto y sonriendoles.

Y dinos cómo te llamas hermoso ángel – me dice el otro gemelo. – Y no puedo evitar reír y negar con la cabeza por los apodos que me dan y ver lo coquetos que son.

-Me llamo Jade, y ustedes cómo se llaman chicos – les digo para después dar una lamida en círculo a mi cono. – Uno de ellos carraspea y otro gruñe en tono bajo.

Jugar con fuego (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora