Naruto y Sasuke son destinados.
Naruto no lo sabe, y Sasuke no sabe como decírselo.
"Tal vez si horneas galletas para el..."
Cambios en la personalidad, omegaverse
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Exactamente a las diez con treinta minutos era la hora en la que su alfa lo había citado. En cualquier momento él entraría por la puerta.
Sus mejillas estaban rojas, las sentía calientes, y eso solo pasaba cuando sentía vergüenza o cuando veía a su alfa.
Tenía una taza de té encima de la mesa frente a él, Euji se la había dejado en un intento de que se sintiera más tranquilo. Por supuesto, eso no funcionó.
La cafetería tenía bastantes clientes en ese momento, había clientes haciendo fila esperando ser atendidos, y otros distribuidos por las mesas, hablando, trabajando e incluso leyendo.
Era sábado, el día estaba bastante tranquilo y ameno, el clima era muy bonito.
Pero, todo pequeño rastro de tranquilidad que Sasuke pudiera albergar se vio rota por la llegada de un apuesto alfa al establecimiento.
Inmediatamente el omega supo que su alfa había llegado, captó su delicioso aroma a café, receloso de que cualquiera pudiera olerle.
Su corazón palpitó con fuerza, sus mejillas se tiñeron de rojo y sus piernas comenzaron a temblar en cuanto lo vio.
Naruto captó de inmediato donde se encontraba el bonito omega, sonrió al ver sus mejillas completamente rojas.
Sasuke quiso gritar de la emoción al ver la sonrisa en el rostro del rubio. Su alfa era tan hermoso. Quería llorar por lo bonito que era.
El alfa se acercó a donde estaba Sasuke, ambos corazones estaban palpitando con fuerza. Se sentó frente a él, y quiso reír al notar la mirada evasiva del peli negro.
—Hola —hablo tímido —Yo bueno... Maldición —no podía creer que hablara de esa manera frente al alfa.
Si su mamá estuviera ahí se burlaría de él sin duda.
—Hey tranquilo —remojo sus labios —eres lindo siendo tímido —Las mejillas de Sasuke no podían estar más rojas.
Se armó de valor. Maldita sea, no podía ser tan complicado. No había tardado dos años para nada, se había preparado mentalmente y había disfrutado lo necesario, amaba lo suficiente y se amaba para saber que él alfa frente a él, su destino, estaba hecho para él. Ambos se pertenecían, ambos eran libres y ambos podían amar.
