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—Adelante Bokuto-san—dijo abriendo la puerta de su departamento y notando que las llaves de Kenma no estaban en la entrada. Lo que significaba que estaban solos.

Al entrar, el mayor se incorporó en el sofá gris de la sala y recorrió con la vista el enorme departamento.

¿Acaso no es demasiado para una persona?. Pensó intentando evitar hacer un comentario impertinente al hombre que apenas había conocido. Sin embargo, lo que su mente pensaba no fue lo que salió de su boca.

Tienes un hermoso departamento, un poco grande para una persona—soltó sin más, reprochándose internamente al darse cuenta. —Disculpa no quise decir eso, o sea si...pero no así, digo no en ese sentido.

El mencionado sonrió levemente antes de responder —No se preocupe Bokuto-san, tiene razón es demasiado para una persona pero lo suficiente para dos.

—¿Vives con alguien Akaashi?—preguntó intrigado por la respuesta del azabache.

—Sí, aunque mi compañero no se encuentra ahora mismo.

Bokuto asintió.—Ya veo, yo también comparto departamento pero es mucho más pequeño. Aunque Kuroo y yo lo llevamos bien, a veces compartimos la cama para ahorrarnos la tarea de ordenar al día siguiente.—rio despreocupado.

—¿Kuroo?—preguntó pensando en el hombre de peinado extraño.

—Sí, el del celular—dijo recordando el torpe pero funcional plan de Kuroo. —Somos amigos desde que tengo memoria.—sonrió despreocupado.

Antes de seguir con el pequeño interrogatorio, Akaashi fue a la cocina luego de preguntar al peligris si quería beber algo en especifico, a lo que el más alto respondió que cualquier cosa estaría bien mientras no sea dulce. Era lo opuesto a lo que imaginaba que habría pedido.

El azabache avanzó hacia la mesita en medio de la habitación y ofreció un té rojo—la única cosa no dulce de la casa, pues tanto a Akaashi como a Kenma les encantaba el azúcar y rara vez tomaban té.–Bokuto asintió feliz y notó como el azabache iba hechando varias cucharas de azúcar a su café.

—Creo que perdí la cuenta de toda el azúcar que llevas ahí—comentó tomando su bebida. El ambiente se había vuelto bastante cómodo entre los dos.

—No comprendes los placeres de la vida—dijo colocando la séptima cuchara y sonriendo pícaramente.

—¿Akaashi cuantos años tienes? ¿10? Eso es azúcar con algo de café.—dijo riendo.

—Tengo 23 Bokuto-san, y no es mi culpa que usted sea un anciano.—miró de reojo a Bokuto mientras tomaba de su vaso.

—¿27 años es ser anciano?—dudó sobando su frente.

Akaashi relamió sus labios mirando al bicolor luego de un gran sorbo de café.

—Tal vez lo sea—dijo suspirando.—soy un niño a su lado.—soltó sarcástico.

—¿Entonces debería irme?—preguntó el bicolor con mirada retadora.

—No, me gusta así . —se levantó tomando ambas tazas y las dejó en el fregadero.

—¡Hey, hey, hey, Akaashi!—llamó acercándose—yo los lavaré.—dijo señalando los vasos.

Akaashi lo dejó ser mientras observaba su figura moverse. Cada línea de la camisa que se marcaba con los movimientos de sus musculosos brazos, era guardada en la memoria del azabache.

Aún no sabía mucho sobre Bokuto, pero quería preguntar, quería saber más de ese hombre y claro también quería acostarse con él.

Luego de dejar los vasos limpios, Bokuto volteó notando la mirada de Akaashi sobre su persona y la humedad de su camisa producto del lavado.

Inmarcesible - Bokuaka [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora