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Akaashi despertó por una suave luz que se abría paso por las persianas de la ventana. Poco a poco se incorporó posando su cuerpo al espaldar de la cama, mirando alrededor y notando varias cosas que le indicaban que no se encontraba en su cuarto; una guitarra acústica, una pila de discos y un estante lleno de trofeos.

A pesar de un ligero mareo se levantó como pudo y salió de la habitación. Al frente estaba otra puerta y a la derecha un pasillo con luces cálidas.

Mientras caminaba un olor dulce lo invadió y al llegar a la cocina noto que este provenía de un plato de pancakes decorado con un mix de frutas y miel.

—Buenos días Akaashi, estaba apunto de despertarte.—dijo sonriente el bicolor.—Espero que se estén ricos—señaló el plato y retiró la silla para el más bajo.

—Bokuto-san, buenos días.—tomó asiento aún adormilado.

—¿Dormiste bien?

—Sí—asintió empezando a comer—Me disculpo por las molestias que pude causar.

—No es nada ninguna molestia, yo dormí con Kuroo.—se levantó y dirigió a la cocina por un capuchino y un vaso de expreso que salió a comprar minutos antes de que el azabache despertara.

Extendió el capuchino al menor y tomó asiento a su lado.—Espero que te guste, no sabía cuál era tu café favorito. —el de ojos azules agradeció y continuo con su comida.

Akaashi era como un pequeño hamster que rellenaba sus mejillas con cada bocado. "Adorable" pensó el peligris disfrutando la amargura de su bebida.

—¿Qué es lo que tomarás tú?—pregunto curioso Akaashi.

—Bueno creo que me encanta el café, sabes que disfruto mucho su sabor amargo.—Dio un sorbo y esbozó una sonrisa—Así que, este es un expreso.

La cara de Akaashi se transformó en una mueca de sorpresa.

—¿Quieres probar un poco?—preguntó Bokuto ofreciendo su vaso.

—No podría—sentenció.

—¿Por qué no?—dijo haciendo un puchero —juro que está bueno.

—Esta bien, está bien.

Bokuto le extendió el expreso y Akaashi lo tomo con cautela. Dió dos sorbos y no pudo evitar que su cara mostrará su disgusto ante el sabor.

—Creo que no te gusto.—dijo Bokuto con tristeza y retiro el café de las manos del azabache. Dándole unos sorbos como si quisiera descubrir si de verdad sabía tan mal.

Algo dentro de Akaashi le decía que no podría soportar un minuto más de ver a Bokuto en ese estado. Y con su cerebro aún adormecido, se levantó y en un rápido movimiento beso los labios del bicolor.

Bokuto sorprendido no pudo evitar devolver el gesto aunque en su mente sabía que no era lo correcto. Tomó a Keiji entre sus brazos y lo acomodó en su regazo mientras profundizaba el beso. Keiji se aferraba al cabello de Bokuto dando pequeños tirones al compás del movimiento de las manos del bicolor que exploraban su espalda.

El sabor amargo que odiaba le parecía lo más delicioso que había probado ahora que lo sentía en los labios de Bokuto. Era la primera vez que sentía esa química en un beso, como si estuviera encajando perfectamente con una persona. Cómo si fueran los protagonistas de su mundo, solo ellos dos.

Tal vez Kenma tenía razón, se estaba abriendo a Bokuto. Y sacarlo de su mente se había vuelto un reto.

Para el bicolor, el beso lo estaba llevando al cielo. Abrió los ojos apenas para saber que no estaba en uno de sus mejores sueños. Y allí, pudo ver lo hermoso que era Akaashi. Sus largas pestañas, sus cabellos rebeldes, su perfecta nariz. Se separó por un momento tratando de guardar esa imagen, que estaba seguro era difícil de repetir.

Un hilo diminuto de saliva baja por los labios del azabache y el ligero color carmín de sus mejillas cerraba con broche de oro, lo que para Bokuto era una vista perfecta.

Las manos de Keiji bajaron hasta la parte baja de su abdomen y fue allí, cuando su cabeza hizo las conexiones necesarias para saber que era suficiente.

—Akaashi espera.— dijo controlándose a si mismo.

Akaashi comprendió, y se incorporó en su asiento nuevamente evitando la mirada del bicolor que buscaba desesperado los ojos bonitos del azabache.

—Akaashi no es que no quiera llegar más lejos.—confesó acercándose al rostro del menor. —Eres hermoso, de verdad eres lo más hermoso que mis ojos han visto.

—¿Entonces qué es lo que sucede?—preguntó indignado.

—La diferencia entre los dos es que tú no eres libre Akaashi. Y lamento haberles hecho esto a las personas con las que sales. —dijo bajando la mirada.

Akaashi no supo que responder. Por qué cualquier negación sería como burlarse en la cara de Bokuto. Él sabía sobre Osamu y Mei, no conocía la forma en la que llegó a enterarse de aquello. Pero ahora no tenía el descaro de negarlo, pero si podría darle explicaciones al respecto.

—Bokuto-san yo puedo explicartelo, lo que pasaba entre Miya-san y yo no es...

—No tienes que explicarme nada Akaashi, está bien. No somos pareja, me dejaste conocerte y fui feliz por eso. Ahora te pido perdón por haberme aprovechado de la oportunidad.

—Bokuto fui yo el que te besó.—refutó Keiji

—Y ha sido la mejor experiencia que he tenido en mi vida, créeme. Pero no está bien, discúlpame si ahora te digo esto pero necesito estar solo.— sentenció encaminándose hasta su recámara.

Akaashi comprendió, tomó sus cosas y salió del apartamento en busca de un taxi.









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⏰ Última actualización: Sep 07, 2022 ⏰

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Inmarcesible - Bokuaka [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora