Un día.

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La alegre actitud de Kageyama era obvia, se sentía como quien encuentra luz en una oscura torre. Su pecho tenía la emoción de un chiquillo en la mañana de Navidad.

-Kageyama ¿te sientes bien?-Preguntó Sugawara.

-Claro, ¿por que la pregunta, Sugawara-san?.

-Digo... has estado, inusualmente alegre.-Retrocedió un paso, con temor.

-¿Si?-Respondió, pasivamente, mientras miraba al suelo.-No sabía.

-¿Puedo saber porque?

-Hmm, supongo que... Aroha rompió la maldición con Bao, Robin se quedó con Lucille, Arwen estuvo con Aragorn hasta el final... Y Sehun confío a Luhan su secreto...-Sonrió, como si esa "explicación", fuera lo más obvio del mundo.

-¿En?... supongo, si, esta bien entonces.-Se alejó de ahí, para preguntarle a Shimizu de que rayos hablaba Kageyama.

La risa de Hinata hizo eco en el lugar, Tobio volvió la cabeza hacia él, miró su rostro, sus mejillas rosadas, sus manos... sus manos.

Su hilo, el hilo rojo... ¿por que...

Estaba borroso, todo se tornaba borroso. Los gritos de Daichi y el equipo se escuchaban lejanos, como si estuvieran a kilómetros de él.

No quería, no quería cerrar los ojos, no quería que los recuerdos tomarán su cabeza, no estaba su abuelo para abrazarlo y decirle que sólo fue un mal sueño, no quería el vorágine de colores que lo llevaba a la inconsciencia, para después darse cuenta de que todo fue un sueño.

No quería, que fuera sólo un sueño, y si lo fuera... Quería que durará por siempre.

Cerró los ojos, con la mirada preocupada de Shoyo en su persona, casi sonrió, mientras la oscuridad cada vez más densa se lo tragaba, dejándolo indefenso, y volvía a sumirse en los dolorosos recuerdos de las lágrimas en aquél rostro... el rostro que menos quería ver triste, pero que él fue la causa de esa tristeza.

 ˚✧.˚ℋɪʟᴏ ℜoᴊᴏ ˚✧.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora