Kageyama es especial, pero sabía que estaba destinado a la soledad, cuando conoció a Hinata, creyó en las palabras y comenzó a soñar con estar a su lado... Pero el destino siempre tiene otros planes.
⚠-El Fanart NO me pertenece, créditos a su verdad...
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Despertó en la sala de enfermería del gimnasio, no recordaba mucho de antes de desmayarse.
Pero lo que tenía en la cabeza durante su inconsciencia, eran tan claro como el agua. Era la discusión con Xing, las palabras que le decía, las lágrimas, el arrepentimiento de haber quemado aquéllo que ambos amaron tanto.
-¡Kageyama!-Gritó Sugawara.-¿Estas bien, te sientes mejor?
-Suga calma.-Le dijo Daichi, mientras pasaba su brazo por los hombros del mayor.-Kageyama, ¿estas mejor?, nos preocupamos.
-¡Si!-Añadió Hinata... justo ahora no quería hablar con el.-¡Te desplomaste de la nada!
-Puedo...-Susurró, ambos mayores de inclinaron para escucharlo mejor.-¿Puedo no jugar hoy?
-¿¡Eh!?-Se alarmaron ambos, que Kageyama, Kageyama, diciendo eso...
-¿P-por que?-Preguntó Sugawara.
-Sólo... No quiero ir a la cancha...
Se miraron entre todos, ese no era el Kageyama que estaban acostumbrados a tener, ¿dónde estaba el chico que se emocionaba por competir?.
Perdido en mi cabeza, seguramente.
-Bien, no te molestaremos, Shimizu-san se quedará contigo.-Dijo el mayor, mientras acariciaba su cabello.
Sugawara era lo más cercano a una madre en el club, los cuidaba y era mimoso con ellos, su presencia era cálida, se complementaba con la de Daichi.
Tiene sentido que deban estar juntos.
-Gracias...-Cuando todos se fueron, cerró los ojos, sin sentir la callada presencia de Kiyoko en la habitación.
Es falso... es falso.
La grotesca imagen del hilo destejiendose ante sus ojos, era algo que se clavó en su alma. Sentía que era irreal, como decirle Hola a un extraño que realmente no lo es, era como un deja vu, un sentimiento de que eso iba a pasar, pero que había decidido ignorar.