II - Raro

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Esta raro ese maldito idiota.

Definitivamente era sumamente extraño que el pelirrojo lo acompañara a dormir, él siempre iba después de unos momentos. Además, se le hizo raro no escuchar sus ¡Bakubro! cuando intentaba irse a su habitación seguidos de un ¡Juguemos! Que nunca aceptaba.

Pero ahora que no los escucho se le hizo extrañamente lejanos, como un simple recuerdo, que, en efecto, lo eran, a diferencia de que ahora eran algo nostálgicos. Nunca lo admitiría, pero le gustaba escuchar los intentos del cabello de mierda para que se quede unos minutos más, eran como un intento de buenas noches, al menos para él. Eran como un constante recordatorio de que había alguien ahí, como un recuerdo de que, cuando lo necesite, iban a estar aquellos dientes extraños reluciendo una sonrisa cuando lo necesitara.

Por otro lado, era como si siempre le recordara que estaba malditamente enamorado de él. Ahí, diciéndole una sola oración, le hacia recordar aquellas arañas que aparecían en su estómago, jodiendolo.


Y, joder, se odiaba por tener pensamientos tan estúpidamente cursis, pero odiaba más al estúpido que los provocaba.


Mierda. El pelirrojo solo actuaba raro un maldito dia y el pensaba en un montón de idioteces.



Afortunadamente logro conciliar el sueño. Desafortunadamente, su último pensamiento fueron aquellos ojos tan hipnotizantes.






El estridente sonido de su alarma lo saco de su mundo de paz. Lo apago de un manotazo, quizá logrando que se averíe, pero nada más.

Se preparo y salió, lo normal. Espero a el pelirrojo, quien, al parecer, durmió mejor. No comprende su afán por dormir a la misma hora que él, pues al parecer el dar vueltas en la cama sacando posibles conclusiones no ayudaron a averiguarlo.


Maldición. Quedarse mas tiempo de lo normal le estaba pasando factura. Principalmente cuando juro haber escuchado algunos pasos a mitad de la madrugada. Tal vez estaba siendo paranoico.








Para su buena suerte logro dormir un poco más, fue buena idea seguir en sus horarios de sueño a su amigo cenizo.

Al parecer se iba a ir acostumbrando a despertarse a mitad de la noche, cambiarse, llamar a Sero, salir, eliminar aquella sensación en su estómago, y volver.

Si, una excelente rutina, solo esperaba no levantar sospechas.


Aunque últimamente había una idea que no paraba de revolotear en su mente, tenia la necesidad de hacerlo. Quería sentirse orgulloso, pero era algo muy grande, debía prepararse.


Seria bueno practicar. Necesitaría un cuaderno, si, lo iba a necesitar.


Graffiti - KiriBaku/BakuShima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora