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Samanta


El sol que entra por la gran ventana de mi habitación deslumbra a la diosa que tengo a mi lado medio desnuda, disfrutando de sus últimos minutos de sueño. Me dedico a apreciarla, Daina es lo mejor que me ha pasado en la vida. Podemos descartar a mi padre, por muchas razones que os explicaré más adelante. Y a mi madre a la cual no he podido conocer, ya que según mi padre, murió cuando yo era muy pequeña.

Volviendo mi mirada a ella, observo su pelo color de oro ondearse con el viento, su piel pálida y ese ligero color rojo en sus pequeños mofletes. Empieza a abrir los ojos y me deleito con el color azul cielo de sus ojos. Puedo disfrutar de esa sensación muy poco tiempo, ya que cierra los ojos, da media vuelta y queda con la espalda hacia arriba.

Le voy bajando la sabana hasta que queda toda su espalda al aire. En este punto empiezo a darle besos en todos sus lunares, es una tarea extendida, tiene un montón. EL primero es en el hombro, y de ahí voy bajando hasta la mitad de la espalda. En ese momento Daina habla y yo suelto una carcajada:

- ¿Te lo estás pasando bien?-

- Me lo estoy pasando de lujo. Y tú, como vas, ¿piensas levantarte?-

- Si sigues así te aseguro que no, con lo bien que estoy yo aquí...-

No le dejo acabar la frase, la cojo en volandas y la pongo con cuidado nuevamente en la cama, pero esta vez sentada y mirándome a mí.

- Buenos días- Me dice con una voz muy inocente.

- Buenos días, dormilona, ¿qué piensas hacer hoy aparte de nada?-

-Ir a trabajar, ¿te parece poco?-

- Vale, no quiero que te lo...- No me deja acabar la frase y sigue hablando ella, ahora en un tono más enfadado.

- Yo no tengo un padre multimillonario que me lo pague todo, como a otras.-

No me a gustado nada su comentario. Me siento muy mal conmigo misma y con ella. ¿En qué punto me ha soltado eso?

- Me voy a la ducha.- Sentencio y le doy una última mirada de disgusto.

- Yo no...- Doy un portazo con la puerta del baño y pongo el agua.

No me lo esperaba, no lo entiendo, ¿le he hecho algo?, ¿le he tratado mal?, ¿me he olvidado de su cumpleaños?, No, eso no puede ser, su cumpleaños es en invierno, y estamos en pleno verano.

Esta angustia me está matando, y todavía tengo que ir a ver a mi padre. Me espera un día agotador, ¿y me sale ella con eso?

Después de estar media hora bajo el agua caliente, salgo del baño y no hay rastro de ella. No esta su ropa, ni sus cosas. Se ha ido. 

Me visto a toda prisa con lo primero que veo en el armario, me pongo unos tenis que estaban por el cuarto tirados y salgo de mi habitación. Recorro todo el pasillo oscuro hasta la puerta del despacho de mi padre.

Voy a picar a la puerta, pero es mi padre el que abre la puerta. Sin decir palabra, me indica que entre con un leve gesto de cabeza. Entro a su despacho y está todo como siempre, todavía me sigo asustando con la cabeza de oso que hay en la pared. De verdad, no entiendo su gusto por la decoración.

Mi mirada recorre otra vez el lugar, las fotos cuando va a cazar, todos los whiskys caros, los libros de historia... Un poco espeluznante todo, pero es lo que hay.

- Hola, Samanta.- Escucho detrás de mí esa voz con la cual sigo teniendo pesadillas.

- Hola, papá. ¿Querías decirme algo?-

- Solo quería recordarte que te tienes que casar y todavía no tienes pretendiente, pero menos mal que tienes un padre como yo que se preocupa por ti y ya te ha encontrado un hombre hecho y derecho, pero lo más importante es que su padre tiene millones y millones, ¡Es un negocio de lujo!

- ¡Papá! ¡Ni siquiera lo conozco! ¡Solo quieres que me junte con el porqué te interesa a ti! Pues que sepas que no pienso casarme con él hasta que no lo conozca, me niego.

- Vale.

- ¿Vale?

- Sí, vale. Te prepararé una cena con él, solos y así lo conoces.

- ¡Que! ¡No!- Después de esto, me voy echando humo y dejo a mi padre con la palabra en la boca.

Hoy ya no puedo más, y para relajarme fui un rato a la playa, a sentarme en la arena y observar a la gente como disfrutan de su vida metidos en una mentira, pensando que su Rey es una persona que no es, lo puedo asegurar, soy su hija.   

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora